En 1983 Ingmar Bergman nota que ya va teniendo sus buenos años. Un día coge los álbumes de fotografías familiares que acumuló a la muerte de su padre, y se pone a mirarlos. Decide hacer con ellos un cortometraje, "El rostro de Karin" (1984), únicamente enlazando, presentándolas cronológicamente, las fotografías que encuentra de su madre, desde la que le sacaron siendo una cría hasta la que se hizo para un pasaporte, un par de meses antes de su muerte. En el momento de ver el cortometraje algún crítico de cine cometió la estupidez de despreciarlo precisamente por su sencillez, por "no aportar nada". Simplemente encadenando su mirada retenida a través del tiempo nos está ofreciendo, sin embargo, un documento impresionante, que nos lleva a entender toda una vida.
Es ese, desde luego, un caso excepcional, en el que sólo mostrando -con la intensidad con la que lo hace Bergman, eso sí- un álbum de fotos, y nada más, tenemos toda una película. Pero hay no obstante muchas películas más, de muy diferente tipo, en las que en algún momento de su metraje aparece una fotografía, o un álbum de fotos, y viendo a la una o al otro, tenemos la sensación de que algo importante, gracias a ellos, nos ha dicho el film en ese momento.
Para el "Ombres Mestres" del próximo martes, 28 de febrero, hemos recopilado unos cuantos de estos momentos, los hemos clasificado un poco y nos disponemos a comentar qué significado nos pueden ofrecer, que tanto ayudan a lo que la película quería narrar, o expresar.
Estaríamos muy contentos si alguien se sintiera atraído por la ya de por sí atractiva llamada de esas fotos y nos acompañara en la experiencia. Si es así, en este enlace figuran todos los datos logísticos necesarios.
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