Plano corto del cabello negro de una mujer, introducido en el agua de un lavabo. El tinte negro se disuelve en el agua de la misma forma que, entendemos, se disuelve hasta desaparecer la identidad de la mujer que decidió llevar a cabo esa operación.
Corte y el rostro que se yergue con fuerza, satisfecho, del lavado, es ahora el de una rubia Tippi Hedren. Poco después Sean Connery la recibe en su despacho, y viendo una vitrina, le explica que él amaestró a una terrible fiera sudamericana, de la que sólo se conserva ahí la terrible imagen de su cabeza.
Es "Marnie, la ladrona" (Marnie, 1964) quizás la película más llena de subrayados de Hitchcock. Pero qué placer dar con unos cuantos de ellos nada más empezar a ver la película.
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