Fabrice Luchini ya daba muy bien como personaje maniático y asocial y, con la edad, que agudiza estas cosas, borda su papel de juez -¡Perdón! De Presidente de Tribunal- en “El juez” (“L’hermine”, Christian Vincent, 2015). Comparte cartel con Sidse Babett Knudsen, quien como protagonista de la serie “Borgen” también sabe pasar muy bien de una cálida sonrisa a una mueca de seriedad o enfado.
Me ha parecido ésta una película inteligente, con buenos toques de humor, que mezcla sin cargar nunca las tintas el género judicial, la pintura del ambiente de provincias (transcurre en una localidad de Pas de Calais) y unas cuantas gotas de comedia sentimental. Como quien no quiere la cosa, además, retrata de forma nada despreciable la sociedad francesa actual. No se puede pedir mucho más.
En estas páginas de Facebook una amiga recomendó, con pocas pero justas palabras, la película. Señaló que sólo había en su sesión tres espectadores. Hoy, día de Sant Jordi, en la sala de los Cines Boliche casi llegaban a veinte. Se agradecen recomendaciones de este estilo.
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