sábado, 12 de febrero de 2022

Nubes de verano

La ya típica en Naruse escena de una pareja paseando mientras van hablando reflexionando sobre cómo actuar.

El momento en que caí en que podía estar ante un Minnelli.

Para demostrar el enorme cambio de “Nubes de verano” (“Iwashigumo”, 1958) con respecto a las anteriores películas del ciclo Naruse de la Filmoteca basta con ver su carátula, anunciando el color y ese “Toho Scope” que ha obligado a maniobrar con la cortina de la sala para que dejara libre todo el amplio de su superficie.
La siguiente imagen nos muestra , aprovechando la amplitud panorámica, un valle agrícola, pero irrumpe un moto arado que nos informa fulminantemente de la modernidad de la época en que ya estamos.
Poco después, una pareja emprende un paseo hablando, retomando una de las constantes de todo lo visto hasta el momento de Naruse, pero cuando se paran y hacen frente al mar, me ha dado la impresión de encontrarme no ante una película suya, sino de Vincente Minnelli.
Sí que los temas que se suceden se apartan, por lo rupestre y típicamente japonés de la vieja escuela (bodas de hijos planificadlas para dar un futuro a la explotación familiar) de un melodrama a lo Minnelli, centrándose de forma acusada en otro giro de tuerca a esa esencia de Naruse que es el sentimiento (y constancia de realidad) de los profundos cambios que transforman a la tradicional sociedad japonesa. Pero veo “Nubes de verano” como una extraña mezcla, un híbrido Naruse-Minnelli-y, por lo de lucha por la productividad, cine de país comunista asiático.
Una reflexión de última hora, que me surgió a la salida de la proyección. Vemos este tema de Naruse del cambio enorme que supuso la postguerra en el Japón como algo íntimamente ligado al momento de producción de la película, pero debían ser ya, en todo caso, sus últimos estertores. En un par de años ya teníamos ahí las primeras y combativas películas de Oshima y la nueva ola japonesa y, unos cuantos años después, nos plantamos en las de Ogawa filmando las luchas contra el aeropuerto de Narita. Eso sí que es un brutal cambio, que hace a Naruse de la prehistoria.



La modernidad abriéndose paso. En el film hay mujeres emancipadas, adulterios, abortos…

Y algo que me quedo claro: el modo de uso del caballete en las bicicletas japonesas.

También alguna escena que recuerda vagamente al cine chino comunista, a al norcoreano.

 

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