Como grababa por sistema todos los programas de La Cartellera de Betevé, acudo a la pantalla de “Grabaciones finalizadas” y me dispongo a ver la última efectuada, tras extrañarme de que hubiera aparecido, después de la noticia de que la televisión había decidido cerrar su emisión.
Sólo pasada su mitad me he dado cuenta de que se trataba de un programa de septiembre que, como es (mala) costumbre de la casa, han repetido. Pero antes he tenido ocasión de ver una sección -Encara a la Cartellera, Aún en cartelera- que me he llegado a imaginar había incluido la directora y factótum del programa, Marta Armengou, como despedida.
Dos películas centraban la sección. Una, una corta pero laudatoria introducción al “Annette” de Leos Carax, pero la anterior un largo y detallado repaso a “Chavalas” (Carol Rodriguez Colás, 2021). Como siempre durante toda la historia del programa, el reportaje juega con alguna pequeña entrevista propia y can escenas cedidas por la productora -últimamente debían conformarse muchas veces solo con las imágenes del trailer-y en este caso anima a su visión, dando sus razones personales para ello y, con buen criterio de una independencia que cada vez escasea más, señala los aspectos negativos -que los tiene-, pero que -dicen- son una minucia respecto a la buena sorpresa global de la película.
Aún deshecho el malentendido, en honor de La Cartellera, que tan buenos consejos nos ha dado siempre, y como avance a la próxima visita a Cornellá que nos ha prometido guiar un amigo que nació y se crió ahí, me he puesto a ver “Chavalas”, que no había visto cuando se estrenó.
Cuando el consistorio actual de Barcelona alcanzó, ahora ya hace unos años, el gobierno municipal, me dije en mi fuero interno que un buen baremo para medir su actuación, de forma callada pero efectiva, podría ser ver cómo evolucionaba la programación de su televisión local. Han pasado los años y no se ve el cambio positivo que pensaba podía haber. Ahora la retirada de un programa como “La cartelera”, para cambiarlo por vete a saber si nada o algo peor, no hace sino cerrar la puerta que pensaba se podía abrir.
Pues eso, que echaré de menos “La Cartellera de Betevé”.
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