martes, 11 de febrero de 2014

El Gatopardo

Martí Rom se dio cuenta ayer, viendo de nuevo esta escena de “El Gatopardo” (que Pau incluyó muy atinadamente dentro del apartado de los espejos “de transferencia”), de un detalle muy interesante. Justo en la escena anterior, con el Príncipe Salina yendo de farra por la noche, acaba con un gato. Ésta escena, en la que a la mañana siguiente se está afeitando en su palacio, y le va a ver su sobrino Tancredi, se inicia con un perro.
A partir de aquí, es muy posible y fructífero sacarle punta a posibles razones para haber Visconti enlazado las dos escenas precisamente de este modo.


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