domingo, 2 de febrero de 2014

All'armi, siam fascisti


En los reportajes de “All’armi, siam fascisti” (Lino del Fra, Cecilia Mangini y Lino Micciché, 1962), andaba yo ocupado fijándome sobre todo en esos personajillos secundarios, perdiendo el oremus, serviles hasta la nausea, en cualquier acto público de Mussolini.
Es, en otros términos, desde luego, una postura que se aprecia de forma inusitada también hasta en las empresas más modernas, donde el culto al Jefe ha subido enteros en los últimos años, emulando al culto a la personalidad que tanto se criticaba de los países populistas y dictatoriales.
Miguel Sánchez-Ostiz recurre frecuentemente –ayer la última por el momento- a mencionar cómo por suerte quedan las hemerotecas para recordar este tipo de cosas.
En el mismo film, Franco Fortini (según me ha informado E. Riambau su narrador) les dedicaba alguna hiriente frase, a ellos y a sus hijos, hablando de la vergüenza de verse ahora, años después, haciendo esas cosas, que han quedado para la eternidad.
Un poco de dignidad, hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario