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La atención siempre dirigiéndose hacia el piso superior. leyenda |
También hay una escalera que juega un papel relevante en "The Lodger" (Alfred Hitchcock, 1927), que han proyectado hoy en la Filmoteca. Conduce a la calle sigilosamente (a oscuras, sólo viéndosele la mano deslizándose por el pasamanos) al huésped del título, un guaperas algo rarillo, desde un piso superior a donde se dirigen todas las miradas, porque sus pasos (que Hitchcock hace oír/ver hasta colocando un cristal trasparente) llegan a mover la lámpara de la sala frecuentemente. Su descenso coincide con un martes, el día de la semana en que comete sus crímenes un asesino en serie que siente una predilección insana por las chicas con tirabuzones rubios, justo los que luce la hija de los patronos de la casa.
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Una sombra en forma de cruz sobre el rostro del huésped. |
Todo el desenlace de la película desmerece un poco, pero durante toda su primera mitad el film da sobradas muestras de la capacidad de Hitchcock para envolver y arrastrar a sus espectadores con sus recursos visuales. Es magistral cómo encadena los planos para explicar la expansión de la noticia del asesinato inicial, mientras unos letreros luminosos anuncian el espectáculo "Rizos de Oros". Como admira esa cruz que la sombra de las varillas de la ventana marca en el rostro del intrigante huésped. Y gusta ir viendo cómo, sin necesidad de apenas diálogos, escenifica el corazón partido del pretendiente de la chica de la casa (rompiendo el corazón previamente hecho con pasta de harina), o ese rechazo con el que la chica responderá inevitablemente a su novio (no admite que le ponga, jugando, unas esposas). O dar con esos colosales ambientes (el periódico, la pasarela de la casa de modas, el salón de baile, el hospital,...) que puntúan el film, tan buenos como el ambiente con el que envuelve Hitchcock sus escenas, para envolver también a sus espectadores.
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La noticia del asesinato llega a la rotativa. |
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¡Esta noche, "Rizos de Oro"!
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La escalera a oscuras, la mano del intrigante personaje guiando sus pasos acariciando el pasamanos.
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