sábado, 6 de febrero de 2016

Mia madre


Nanni Moretti da un paso a un lado y, en vez de interpretar al realizador de la película que dice esta frase a sus actores sin que ninguno le entienda, deja su papel para su hermana en la ficción. Se reserva entonces hacer de quien quizás sufre más con la enfermedad terminal de su madre pero, en vez de exteriorizarlo, se calla e intenta reconfortar a todos los demás.
Moragas colgaba hoy el enlace a la “sabatina” que Gregorio Morán ha dedicado en La Vanguardia de hoy a “Mia Madre” y recordaba la famosa frase de “Caro Diario”: “D'Alema: Di qualcosa di sininistra!". En el film Moretti incita a su hermana, en una escena onírica o de recuerdo, de cuando había larguísimas colas para entrar en el cine, con una parecida: “¡Rompe al menos uno de tus esquemas!”.
Por su parte, en su columna, Morán, además de centrar muy bien el tema del film con ese latín, con esos libros que ya pertenecen a otro tiempo, explicaba que le gusta Nanni Moretti haga la película que haga. Yo, que nací exactamente el mismo día que el italiano y creo que eso une en manías y algo más, pienso bastante parecido. No es, diría yo, “Mia Madre” una gran película, y hasta tiene cosas, como ese acompañamiento de música sentimentaloide, bastante insoportables. No atiende a esa otra magnífica frase que Margarita dice, molesta, cuando, confusa, interpreta que lo que le están diciendo es un lugar común, “lo que se debe decir”, o ve esa pancarta que amigos de una paciente le han colgado en la fachada del hospital, escribiéndole que resista: “La retórica me molesta”. Pienso en esos aplausos que se ofrecen ahora en los funerales a unos fallecidos que los reciben ahí, en su ataúd, y no puedo estar más de acuerdo. Me digo entonces que aunque en ocasiones parece que no lo tenga en cuenta, Nani Moretti se da cuenta, y aplica de tanto en tanto también el contraveneno.

Turturro hace de desmemoriado actor italoamericano, protagonista del film político, preocupado por los problemas actuales (¿otra cosa del pasado?) que dirige Margarita en la ficción. Tiene una noche romana de copas en que, bastante bebido, recita nombres de grandes directores de los 60 (en una escena que agradará a Moragas, por cierto) y exclama por la ventanilla del coche un “¡Ciao Roma!” Pero quizás está ahí sólo, haciendo de patrón de una fábrica ocupada, para que un travelling lateral le siga junto a las máquinas, haciendo recordar inmediatamente a los travellings de “Tout va bien”, no por error la película de Godard sobre una fábrica ocupada.
Una última cosa: Me he fijado en que en el logo de “Sacher”, la compañía de Moretti, éste ha hecho añadir en el dibujo un niño yendo de paquete en la vespa de “Caro Diario”. La vida sigue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario