A “Au cul du loup” (Pierre Duculot, 2011) la han llamado aquí “Una casa en Córcega”, para ver si así atrae al público que fue a ver cosas como “Una casa en la Toscana” y otras de ese estilo. Es decir: americana (o de donde sea) ociosa que queda prendada de la belleza de la Toscana, y se va a vivir a una casa de ahí, donde hay un sol precioso, y las flores crecen que da gusto.
Aparentemente la argucia funciona, porque hoy hasta me he emocionado al ver una cierta aglomeración a la salida del cine: La sala estaba más o menos por la mitad, lo que hoy en día, y más para el Boliche, es un éxito.
Aunque presenta alguna de las cosas de las películas anzuelo (el contraste entre el gris de la zona industrial de Charleroi en donde vive y trabaja la protagonista y los días más o menos luminosos del sur), la verdad es que la cosa es bastante diferente y, pese a un guión más o menos previsible, a alguna explicación de más y a algún actor (uno) justillo, se sigue y vive con interés, sobre todo por la inmediatez que le imprime su actriz principal, Christelle Comil, al papel de la protagonista.
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