Ha pegado un bajón tan grande “Les Inrockuptibles” que hasta debería plantearme no renovar su suscripción, aunque no creo que lo haga, por aquello de que la tengo desde que iniciaron sus números semanales y porque de vez en cuando surge algo de interés.
Pero si bien antes me solía interesar todo salvo lo dedicado a música (y aún, porque inicialmente escribían de música clásica, Brian Eno, jazz, bandas sonoras,...), ahora han dejado de llamarme la atención hasta sus páginas de cine, haciendo que sólo la de libros y algo la nueva de cuestiones sociales y políticas conserven para mí de tanto en tanto algún interés.
Tomemos por ejemplo el número 1231, de la primera semana de julio. Se te cae de las manos. Se anuncia como “Especial Series”, pero atendiendo a lo que contiene ves que habla de cosas que a la revista de los 90 le habría dado vergüenza tratar. O, peor aún, basta mirar la última página, dedicada hace mucho a recomendaciones (“best of”) y mirar cuáles son los cinco títulos de
actualidad que incluye, con las razones que dan para ello: no iría a ver ninguno de ellos.
¿Qué me ha resultado atractivo del número? Pues su recuerdo y homenaje a Édith Scob, la singular actriz francesa, con motivo de su fallecimiento: Incluye dos fotografías de dos películas en las que llevaba incorporada una máscara: “Les yeux sans visage” del gran Georges Franju, 1960 (de la que dice Jean-Marc Lannane que los trazos de su cara sólo aparecían escasos momentos, en los que su rostro se revelaba tan enigmático como la máscara que lo recubría, llegándose a confundir uno y otra entre sí) y “Holly Motors” de Leos Carax, 2012, donde, según también Lennane, el realizador pone en escena majestuosamente toda la memoria cinéfila de la actriz, colocándose al final de su jornada como chófer de limusina una máscara...y perdiéndose en la noche.
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