Dos preguntas me voy haciendo durante la visión hoy del “Madrid”, de Basilio Martin Patino. Una primera es si tenía en su momento (1987), con sus imágenes desordenadas -que dice un personaje-, con su entonces inusual metacine, con su aspecto más televisivo que cinematográfico, alguna posibilidad de éxito. Una segunda es qué habría hecho hoy en día Patino si se hubiera o le hubieran propuesto una película con la misma ciudad de Madrid de protagonista.
En la película, un realizador alemán (el Rüdiger Vogler de Wenders) recorre en la actualidad (años 80) la ciudad confrontándola con la que resistió -el famoso “¡no pasarán!” de 1937- en una época que ya parece lejana y sólo permanece en las historias de los abuelos (Luis Ciges). Así, ante el acceso al templo de Nebod, para su coche, saca de una carpeta unas cuántas fotos del asalto al Cuartel de la Montaña y, con dificultades, se pregunta con qué ángulo, en qué preciso lugar, estarían sacadas.
Las preguntas, voy cogiendo experiencia en ello, son retóricas. La película fue un buen fracaso en su día (aunque ahora veo que ha alcanzado con el tiempo la cifra nada despreciable de 80.000 espectadores) y Patino no la puede hacer ahora, porque ya murió. Lo más parecido a lo que se enfrentó en sus últimos tiempos fue “Libre te quiero” (2012). Si en vez de esa hubiera intentado volver a atacar el tema, se habría encontrado con una ciudad de Madrid muchísimo más cambiada, ya sin huella alguna recuperable de todo ese pasado. Y con Luis Ciges también ya desaparecido.
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