A parte del documental, en la sala de exposiciones de la Filmoteca hay (solo hasta este domingo) más cosas alrededor de Kieslowski. Una son los carteles de sus películas. Salvo los de su trilogía se trata de ejemplos del cartelismo polaco al que, sin quitarle mérito artístico -y ésta es una discusión que ya he mantenido muchas veces por aquí con José Luis Márquez- yo siempre les pongo el pero a sus piezas de que me resultan totalmente ajenas a la película a la que en teoría quieren representar.
La otra cosa es una selección de las fotografías que el realizador polaco hizo cuando estuvo, en sus primeros tiempos, viviendo en Lodz. Y éstas si que me resultan muy interesantes. En blanco y negro, casi siempre invernales, me da la impresión de que, además de retratar una sociedad, delatan estar hechas por una persona con una mirada particular.
Mirando las fotos me encontré a Julio Lamaña, que parecía, recién aterrizado, querer ir asentándose.
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