jueves, 30 de noviembre de 2017

Sameblod


Es verdad que para que una película gane un premio Lux del Parlamento Europeo parece necesario que deba tratarse de un film de lo que buscaba hace mucho tiempo el Festival de Valladolid, los "valores humanos". Es verdad también que de las tres películas finalistas de este año, que se pasan estos días por la Filmoteca, al menos la primera (sobre el SIDA) y esta "Sameblod" (Amanda Kernell), que se pasó anoche, pueden incluirse sin problemas bajo esa etiqueta.

Ahora, dicho ya esto, también yo diría que "Sameblod", que es, si no me equivoco, la coproducción sueco-noruega-danesa que se ha llevado el premio, se ve con vivo interés en buena parte de su metraje. O yo la vi así, vaya.

Elle Marja es una vieja enfadada y terca que acude arrastrada al funeral de su hermana, una mujer inmersa en la comunidad de la etnia Sami. Pero ella dice no entender su idioma, aborrece sus canciones, detesta que la puedan confundir con una de ellos. Todo eso merece de un buen flash-back que nos explique cómo ha llegado a esa situación, y esa vuelta atrás aclaratoria es la que ocupa casi toda la película.

En ese flash-back vemos como Elle Marja es enviada con su hermana del campamento de Samis en el que cuida de un rebaño de renos a un estricto internado para los de su grupo. Allí se verá rechazada por los suecos, pasará una denigrante revisión médica para medir sus trazos raciales y será casi literalmente marcada como hacen ellos con el ganado. El argumento es bastante previsible, y ciertas cosas se notan acentuadas hasta el extremo, porque es lo que toca en estos tiempos, de la misma forma que no acabamos viendo del todo factible la existencia de esa madre indígena que más parece una modelo nórdica. Pero debo reconocer que no es que me haya identificado con esa protagonista algo desgraciada físicamente en comparación con esas beldades suecas que en ocasiones la rodean, pero si que me he dejado vencer por la tensión creada por la chica con sus ganas, su enorme voluntad, de avanzar a toda costa en su proceso de asimilación integral, dejando atrás su mundo, que ve que le es un lastre para sus ambiciones.

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