En el centro, subido en la plataforma, Joseph Kessel. |
Lleno de contradicciones, el documental "Dix jours dans la guerre d'Espagne" (Patrick Jeudy, 2016), que anoche pasó La 2 es, con todo, interesante. Por diversas causas.
Jeudy es un realizador que veo ha hecho documentales tanto sobre temas políticos como sociales, pasando por alguno sobre Marilyn. Vamos: un poco de todo. Aquí coge los diez reportajes que Joseph Kessel publicó bajo el nombre de "La guerre est à coté" en noviembre de 1938 en Match y France Soir a partir de su visita el mes anterior a España, junto al fotógrafo (de modas) Jean Moral, en los que da cuenta de sus impresiones. Pero no lee extractos de esos artículos, sino que únicamente los comenta, mientras que un dinámico montaje de filmaciones de época y unas cuantas de las fotos de Moral los ilustran. Una parte de las filmaciones se han visto bastante, pero otra parte no, aunque TVE se ha sumado a la grosería de otros canales y cortó tras su pase bruscamente los títulos de crédito en su inicio, con lo que me he quedado sin saber de qué archivos habían salido.
Todo es un poco extraño, cómo debieron ser extraños -más literarios que informativos, buscando el efecto- los artículos de Kessel en su día. Parte para España bastante tardíamente, en octubre de 1938, cuando casi todo el conflicto con los nacionales e interno en el bando republicano ya se ha decantado. Salvo un primer recorrido en autobús desde la frontera hasta Barcelona, se aprecia que Kessel debió venir, supongo que por su fama adquirida, con un buen presupuesto. Tras unos días en Barcelona va en barco a Valencia y, desde ahí, por carretera a Madrid. Recorre las calles de la capital, acude a sus teatros y cafés, se da cuenta de la penuria de la gente, que refleja en sus artículos, pero la guerra no es más que un constante fuera de campo, hasta que el último día bombardean la ciudad. Con sangre de primera mano ya vista y explicada (las bombas han alcanzado un comedor y causan víctimas. Al día siguiente repara, además de la sangre, en los restos de sardina aún en los platos), parte hacia Alicante, desde donde finalmente puede coger un vuelo de regreso a Francia.
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