sábado, 18 de marzo de 2017

Truffaut y David Trueba en Calabria 66

Pues al final resultará que sí interesa el cine a gente joven. La sesión la organizaba hoy la UJAC, unas siglas que responden a la “Unió Jove Alternativa Cinemática” (Había entendido cinematográfica, pero no). Se ve que unos cuantos de entre 15 y 19 años forman lo que han llamado “Pantalla Alternativa”, dentro de lo que supone más o menos una continuidad a lo de “Cinema en curs” para escolares.
Calabria 66. Un edificio enorme. Por la planta baja, en la cafetería, grupillos de gente hablando de acciones de sus grupos, en otros locales reuniones, etc.
Pues bien. Esa gente, o no sé si gente más adulta que los coordina, habían programado para esta tarde una sesión emparejando el “Antoine et Colette”, el episodio de Truffaut para “El amor a los 20 años” con “La reconquista”, el último largometraje de Jonás Trueba, con la propina nada desdeñable de traer al director a presentar y comentar como sabe su película.
Selfie previo a la sesión.
Todo tenía lugar en el auditorio de un nuevo centro de barrio, Calabria 66. La sala es amplia, con capacidad, pero su inclinación, barra para la iluminación del escenario y butacas no están bien pensadas para la cómoda visión de cine proyectado. En unas filas las cocoteras de los de delante se recortaban sobre la pantalla, en otras son los focos por arriba los que lo hacen. En general, o al menos en las de las gradas, no se pueden estirar las patas, una represión muscular que me ha hecho cambiarme a la única fila en que puedes desentumecerlas a placer. También han dejado seguir entrando a quien quisiera (la entrada era gratuita) a todas horas, lo que debería ser una mala costumbre a erradicar.
Fotografiando a los presentadores y al gozo de ver la sala repleta.
Pero todo eso son minucias, que no quitan para nada la buena nueva de volver a ver “Antoine et Colette” o asistir por la cara a “La Reconquista” en pantalla grande, viendo como ambos realizadores hacen suyo y nos muestran un barrio de la ciudad de lo más vivible, y sacan jugo a una correspondencia de esas epistolares. Luego el coloquio posterior ha servido para que Jonás nos explique –muy bien- cómo actuó con los actores para que dieran el buen resultado que muestra la película, porque tardaré en quitarme de la cabeza esa sonrisa de la chica teinteañera y antes adolescente.
En el coloquio posterior, Jonás Trueba contestando a los cinco.

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