Sonará a herejía, pero lo comentábamos a la salida de la Filmoteca con unos amigos, y estoy convencido de que tenemos razón. Las entrevistas de Soler Serrano en "A Fondo", que tenemos en el recuerdo subidas a un altar, eran en realidad unas entrevistas muy malas: mal preparadas, mal realizadas, denotando que el entrevistador y todo su equipo no tenían ni idea del personaje, se basaban únicamente en la información del "Who is Who" y en las notas de prensa previamente aparecidas. Soler Serrano se limitaba a leer la documentación que le habían aportado y a repetir, quizás con otras palabras no siempre precisas, lo que el personaje acababa de decir.
Aún así, unas cuantas son piezas magníficas. Ahí está el caso de la de Cortázar, o la de Pla. Todo dependía de la capacidad del entrevistado para hacerse la idea de que la cosa dependía de él y, si tenía ganas de ello, llevarlas a buen puerto.
La vista hoy sobre Milán Kundera, que el programa indica fue realizada en 1980, puede ser un ejemplo sobre su construcción. La gente se reía de unas cuantas cosas chapuceras de la realización que nos retrotraían hasta la Televisión Española de mucho antes: A Soler Serrano, abriendo unos cuantos libros, se le caen todos por el suelo; luego es al propio Kundera a quien se le cae el micrófono de la aparatosa instalación para la traducción simultánea desde el francés; Kundera, en vez de mirar a la cámara de TV o a Soler Serrano, lo hace a un punto del estudio que nunca vemos, dando una sensación de intranquilidad grande; por otra parte, Soler Serrano insiste una y otra vez en preguntarle sobre su condición de disidente (una palabra que Kundera aborrece), sobre la invasión por los tanques rusos a Praga y sobre el compromiso político en sus escritos, cuando el escritor ya ha explicado que detesta la literatura comprometida por panfletaria, y que lo que quiere reivindicar es únicamente la literatura. Pero los titulares de los periódicos manejados por la redacción eran únicamente esos otros.
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