lunes, 28 de septiembre de 2015

Gringo trails

Pegi Vail (de negro) presentando el film.
Es bastante deprimente "Gringo Trails", la película que sobre la lacra del turismo desbocado ha realizado la antropóloga Pegi Vail, que la ha presentado hoy en la UB, dentro de las actividades del GRECS, y eso pese a ese final aparentemente feliz de una de las historias que cierra el film.
En 1984 un joven norteamericano se pierde en la selva amazónica de Bolivia y es milagrosamente rescatado por un local. Escribe su experiencia, y los lectores del libro van acudiendo primero a verificar si la historia leída puede ser cierta. Paulatinamente la ruta se va llenando de mochileros que quieren sentir las mismas sensaciones que relató. El poblado de su rescatador se convierte en un centro de excursiones guiadas, y se reproducen pobladas salidas a través de terrenos fangosos en busca de anacondas ("Ahora mismo está quieta porque está asustada, con tanta gente", dice un guía a los estúpidos turistas aventureros a los que se la muestra) yendo cada vez más gente en busca de experiencias "auténticas".
El lago de sal. La raya negra del final es la del paso de las camionetas. Por esta zona quedan las marcas de las pisadas de los visitantes.
El siguiente caso es el de una isla en un lago de sal, llena de cactus que iba a buscar una familia del lugar para hacer una deliciosa sopa. Al poco tiempo, el llano blanco impoluto está cruzado en su mitad por una untuosa raya negra: la huella de los neumáticos de las camionetas que llevan a los turistas.
Escritoras de la guía Lonely Planet explican que sí, que saben que todo lo que hacen aparecer como experiencia "auténtica" cambiará irremisiblemente, porque se implantará toda una industria turística acabando con todo lo original.
La playa virgen de la isla tailandesa.
El caso de la chica que fue en los años 80 a Tumbuctú con su novio y que, viendo que la población no respondía a las expectativas que le había generado su nombre, contrata a unos camelleros para recorrer con ellos el desierto es divertido: Hacen un incómodo trayecto a lomos de camello, pasan noche en medio de la inmensidad, contemplan las estrellas, ven unas luces cercanas, antes de la línea del horizonte, y no les responden claramente a qué obedecen. Al día siguiente regresan a la ciudad... En cinco minutos.
Acudiendo en masa a la misma playa, años después, para la fiesta de la luna nueva.
Quizás el caso más bestia relatado es el de una remota isla tailandesa. Un mochilero va a una que cree virgen, pero al desembarcar - en el barco llegan otros quince mochileros- tanta gente ofreciéndole alojamiento le sienta fatal, y pide al del barco que le lleve a la otra isla a donde van a continuación, aunque le digan que "allí no hay nada". Efectivamente es una isla a la que no ha ido nunca un viajero, con una playa de arena blanca (foto) increíble. El paraíso. Al poco tiempo, promete llevar a una pareja amiga siempre que guarden el secreto. Pasado el tiempo vio la foto de su playa. Allí se organizaba ya regularmente la fiesta de la luna llena y en la fotografía ve que han acudido 15.000 personas. Unos años más tarde son ya 50.000. Tras la fiesta, las basuras, las botellas de las borracheras junto al fuego, en una isla totalmente construida y llena de servicios turísticos lo invaden todo.
A la mañana siguiente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario