miércoles, 23 de julio de 2025

Giallo


Intentando evitar acudir demasiado a las comedias italianas más vistas del periodo dorado de los 50 y hasta alrededor de 1963, voy intentando descubrir a sus antecesoras, las de los años 30, hacia las que sólo había hecho unas pocas escapadas, si bien muy provechosas.
Lo malo que tienen es que no están tan accesibles. Hoy he ido a buscar hasta en YouTube y me he visto (¡en italiano a palo seco!) una obra menor, pero muy compatible para una agradable sesión de sobremesa.
Se trataba de “Giallo” (Mario Camerini, 1934), con un guión de Soldati (otro de los cineastas a explorar) sobre un relato de Edgar Wallace. De modo que sí, que cuenta hasta una pequeña penetración en el cine de crímenes y gótico, aunque siempre desde la vertiente cómica.
Una mujer que se siente muy romántica y se pierde por novelones rosas, queda prendada de uno. Entornos de alta sociedad, y una trama que vira hacia el género cómico desatado con los nervios de la pareja cuando creen que el marido de ella planea matarla.
No llega al nivel de “Gli uomini, che mascalzoni!” (1932), también de Camerini, y es de una blancura impoluta, sin morbo alguno, además de una enorme superficialidad, pero lo dicho: da para una divertida sobremesa. Camerini luego fue menospreciado por haber firmado una película de ideología netamente fascista, de la que siempre, según Monicelli, se arrepintió. “Camerini (explica Monicelli) era desde luego antifascista, pero no decía nada y hacía films que gustaban mucho. (…) El suyo era un cine pequeño burgués. A muchos fascistas su cine no les gustaba porque no era nada heroico…”.


 

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