En las dos o tres cosas que he leído de “Los canallas” (“Les salauds”, Claire Denis, 2013), que se ha estrenado hoy, se habla de elipsis y de alguna confusión vestida de brumas. Recuerdo también a la misma Claire Denis diciendo que le gusta filmar en plan masculino.
No es hablar por hablar: hay un accidente eludido por un tajante corte, pero además, nada más comenzar el film, un anunciado suicidio se resuelve mediante una eficaz elipsis. Hay hasta un cierre de puerta en las narices. Pero no está ahí por pudor. Todo lo que se podría esconder detrás de la puerta se acaba viendo. Incluso estaremos más dentro que fuera.
Por otro lado, más que de brumas yo hablaría de (potentes) escenas nocturnas y –eso sí- de un reiterado flashback que, en una de sus fases, puede no ser considerado (¡me pasó!) como tal. Incluso he encontrado lo que hablando después hemos dado, no sé si correctamente, por un flash-forward, que aún tengo por colocar en su exacto lugar en la narración. Pero no es una cinta confusa. Se va siguiendo bien, como un redondo film de intriga, pero de los de personajes de carácter, en los que éstos son realmente su esencia y razón de ser. Es, incluso, admirable el ritmo que impone Claire Denis, con su montador, a la narración, sobre todo al principio, con la sucesión de unos pocos planos (llamada, rellenar una bolsa, casco de barco desde un remolcador, quitarse la corbata del uniforme) que marcan el regreso a la ciudad del capitán de barco que se fue mucho tiempo atrás para no afrontar algo que, vistas las consecuencias, era incluso peor de lo que le asustó.
Por último, algo hay de eso de filmar “masculino”, que dice Claire Denis, ciertamente. Cómo están hechas las escenas del Alfa Romeo, cómo se ofrecen las relaciones de pareja…
Un gusto, reencontrar ese placer de ver y disfrutar de un film por cómo está narrado.
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