domingo, 19 de febrero de 2023

Il mondo perduto

“Lu tempo di li pisci spata”, 1954

“Lu tempo di li pisci spata”, 1954

“Lo que no consiguió la represión eclesiástica en toda la historia, lo ha logrado la televisión en unos pocos años”
Esa es una de las muchas cosas interesantes que comenta Vittorio de Seta en la entrevista incluida en el DVD hecho por la Cineteca de Bolonia, “Il mondo perduto” (2008), que vi ayer y que recopila los diez documentales efectuados entre 1954 y 1959 por el mucho tiempo olvidado realizador.
“Rodé la pesca del pez-espada, una técnica usada en Sicilia desde tiempo inmemorial, en 1954. Dos años después ya había desaparecido” -dice después, hablando de la suerte que tuvo en haberse decidido a hacer toda esa serie, que retrata tan fielmente la cultura popular del sur de Italia, en un momento en que no se sabía nada de los pueblos del interior del país y cuando todo su sistema milenario estaba a punto de cambiar.
La pesca del pez espada (“Lu tempo di li pisci spata”, 1954) pero también del atún mediante la almadraba (“Il contadini del mare”, 1956) o de todo tipo (“Pescherecci”, 1958). La vida en las Lípari (“Islas de fuego”, 1955), en el centro de Cerdeña (“Un giorno in Barbaglia” o “Pastores de Orgosolo”, 1958), en Sicilia (“Pasqua in Sicilia, 1955) o en un pueblo de Calabria que debe alcanzarse tras 17 Km sin carretera (“I dimenticati”, 1959). El duro trabajo de los mineros extrayendo azufre (“Surfarara”, 1955) o para la recogida del trigo (“Parabola d’Oro”, 1955). Imágenes y sonidos (recogidos de forma asíncrona, pero enlazados mediante un emocionante trabajo de montaje) todos ellos constituyendo un testimonio de valor incalculable.

Parte del camino que deben recorrer los que desde donde les dejaban las mercancías un autocar, querían llevarlas (17 Km) a Alessandria del Carretto, un pueblo de Calabria que en 1959 (año del rodaje de “I dimendicati”) tenía 2900 habitantes, y en 2011, 600.

“Un día en Barbagia” (1958). Los pueblos del centro de Cerdeña aparecían como si estuvieran en el fin del mundo.

Vittorio de Seta, fotografiado unos años antes de su fallecimiento, que fue en 2011.
 

jueves, 16 de febrero de 2023

Le cinéma de papá

Claude Langmann y otro amigo del colegio

En “À nos amours” (1983), Maurice Pialat se rodaba a sí mismo en el papel de un peletero, que tenía su taller en el mismo piso que su casa, siguiendo el guión de su primera esposa, Arlette Langmann.
En “Le cinéma de papá” (1971; grabado en TV5Monde hace mucho), Claude Berri se rodaba a sí mismo probando varios oficios hasta dar con el de actor y viviendo con sus padres, propietarios de un taller de peletería en la misma planta.
El secreto de la coincidencia está en que Claude Berri hacía, con aires de comedia, un film autobiográfico, protagonizado por él mismo e Yves Robert en el papel de su padre, y Arlette Langmann era su hermana.
Los films de Claude Berri tenían un tono naturalista que nunca me acabaron de convencer y ponían nervioso a su cuñado Pialat, quien sacaba, partiendo de lo mismo, resultados bien diferentes, pero este “Le cinéma de papa”, con sus divertidas historias infantiles, su retahíla de nombres conocidos del cine haciendo un mínimo papelín y con la presencia de los incombustibles Attal y Zardi, tan admirados y empleados por Chabrol (¡cómo me gustaría tener un libro con imágenes comentadas de todas sus intervenciones en el cine!) da de sobras para una agradable primera sesión doméstica.

H. Langmann, padre de Claude, lee las críticas de la primera obra producida por su hijo al resto de su familia y al obrero de su taller de peletería.

Suzanne (Sandrine Bonnaire) en “À nos amours”. Discute en el comedor de su casa, mientras que en segundo plano se ve a su hermano trabajando en el taller de peletería.

Claude Langmann (Claude Berri) sentado en una escalera junto a Attal y Zardi.
 

miércoles, 15 de febrero de 2023

Une histoire d’amour



¿Qué sería de “Une histoire d’amour” (Guy Lefranc, 1951; en TV5Monde) sin Louis Jouvet y sin los diálogos de Michel Audiard? Seguramente bien poca cosa: un par de planos de la joven pareja interclasista frente al Sena o tumbados por el campo abrazados, pensando en su amor imposible.
Pero ahí está el inspector que encarna Jouvet completando las frases que le lanzan los otros personajes, irresistible de comicidad. Si alguien no acaba de creérselo, que haga la prueba, viendo sus 20 minutos iniciales, antes de los flashback que van narrando la historia desde diferentes puntos de vista.




 

martes, 14 de febrero de 2023

O sangue de nuevo



Regreso a “O sangue” con la presencia de un Pedro Costa que me ha parecido extraordinario en sus intervenciones. Fue anoche en el Zumzeig, en sesión organizada -creo- por responsables de la distribuidora Atalante, agotadas las localidades -¿quien iba a decirme que me reconfortaría alguna vez eso de ver las salas de cine llenas?-, con una proyección perfecta, deslumbrante, de lo más adecuada para la singular fotografía de esta película.
Hacía tiempo que no asistía después a un coloquio tan intenso y clarificador. La nueva visión de la película despejó las dudas que me quedaron tras la previa, pero es que Costa dejó, además, todo clarísimo.
A la primera pregunta respondió que, aún no tratándose de un film autobiográfico, seguro que dentro de él debería haber algo de lo que trasmite la película. Sin saber de donde le surgió eso del parricidio, explicó que, por ejemplo, antes que él en su familia hubo un hermano mayor, que murió, y eso, que ahí estaba, debió de alguna forma transferirse.
Explicó esta primera película larga suya como producto de su paciente reserva durante diez años que estuvo haciendo ayudantías de muchas películas portuguesas, la mayoría horribles. En ella colaboraron entonces muchos compañeros suyos de estudios cinematográficos y una serie de técnicos con mucha experiencia contratados, necesarios porque se trataba de una película muy compleja desde el punto de vista de su fotografía, pues era muy oscura, con muchos reflejos y luces nocturnas, cosas así.
La definió, con razón, como película deudora del cine (por la cantidad de referencias cinematográficas que contiene), pero también de la novela y, sobre todo de la poesía. Y, riendo, ha concluido que un auténtico plagio, sublimado.
La relación de esta película con las suyas posteriores conformó ayer buena parte de sus reflexiones. Explicó su necesidad de cambiar tras haberla hecho (y recordemos que para hacer la segunda se fue nada menos que hasta Cabo Verde…). Vista desde hoy en día reconoce que le gusta todo ese contenido que tiene de cine hecho intensamente, que hoy ya le resulta imposible. Una frase muy significativa suya: “Para seguir haciendo cine con esta intensidad de poesía, con tanta intimidad revelada de una forma tan escandalosa, uno tendría que estar continuamente enamorado, y eso es imposible”.
Por otro lado -comentó en otro momento- lo autobiográfico se agota inmediatamente, tiene muy poco recorrido, lo que lleva también al cambio.
Contó que una referencia existente en la película, más allá de otras que siempre se nombran (“La noche del cazador”, Tourneur,…) fue la de Flannery O’Connor (de una novela de la cual sacó John Huston su “Wise Blood”). Se ve que tomó de ella literalmente párrafos enteros. Pero es que también nombró a Antonioni cuando, emocionado, citó una frase suya: “Una pared puede ser espectacular”. Confesó que ese era su credo.
¡Vaya día que tuvo ayer Pedro Costa en Barcelona! Por la mañana dio en la ECIB eso que suele llamársele -no sé por qué en inglés- una “Máster Class”. Por la tarde (pero no una hora o dos: de 17 a 20,30h, con Javier Codesal, que asistió también a la sesión nocturna y parece que le va llevando de un lado a otro), la segunda sesión del seminario “Para evitar el suicidio” que ocupará la sala de actos de la Virreina hasta el martes. Por la noche, tras -supongo- cenar algo, el generoso coloquio del Zumzeig. Pues bien: a la una de la madrugada ahí seguía compartiendo, en la barra del Bistró. Fue quizás la emoción y el bienestar lo que me hizo no caer hasta llegar a casa en que me había despedido sin pagar el chupito que me tomé. ¡Vaya vergüenza! A ver qué debieron pensar de mí cuando, al final, les debieron exigir pagar también ese…
Escribo finalmente otra cosa que pudo oírsele decir anoche, cuando se le comentó la gran cantidad de referentes de cine clásico que podían observarse en “O sangue”. Fue que esos referentes seguían siendo hoy en día los suyos para todas sus películas. Que no hay por qué cambiar. Que, desgraciadamente, en cine -no sabe si es también así en otros dominios-, el pasado es más que el presente.
Un cierto tono de nostalgia, es verdad, envolvió la sesión. Sobre todo, entre los espectadores, pensando que el cine que hace Pedro Costa no deja de ser un -raro- caso, hoy excepcional.


 

lunes, 13 de febrero de 2023

Pedro Costa: Para evitar el suicidio

Pedro Costa, escuchando la explicación inicial de Codesal.

Páginas del cuaderno analizado.



Me pude colar ayer en la primera parte de la sesión inicial del seminario sobre Pedro Costa de la Virreina, que lleva por título nada menos que “Para evitar el suicidio”.
Javier Codesal (comisario de la exposición, que sigue ahí hasta el día de Sant Jordi) y Pedro Costa iban a hablar en esta primera parte sobre un cuaderno (editado en Portugal) sobre “Casa de Lava”, que el primero situaba como sustrato nodal, que explica muchas cosas del cine del segundo.
Pedro Costa explicó primero sobre su gestación: Para obtener subvenciones, entonces y ahora, se debe presentar el clásico guión escrito. Así lo tuvo que hacer también para su segunda película, para la que se montó una producción bastante sólida (equipo de 50 personas, desplazadas a un lugar -la isla de Fogo, en Cabo Verde- sin la más mínima infraestructura cinematográfica), pero ya una vez en la isla, estuvo recopilando imágenes y sonidos, intentando reflejar las sensaciones que iba teniendo.
Eso y toda una colección de imágenes de referencias artísticas y cinematográficas, noticias recortadas de periódicos, etc., formaron el cuaderno en cuestión, con toda la pinta de trabajo de una escolar (¡qué trabajo más femenino! -exclamó el mismo Costa al verlo reproducir por pantalla), elaborado a base de collages y confrontaciones muy estudiados.
Costa (y los que hemos visto alguna que otra cosa similar) piensa que un cuaderno tan visual como ese sería mucho más adecuado que el guión tradicional para que los que deben juzgar un proyecto para otorgarle o no subvenciones, puedan hacerse una idea bastante aproximada de lo que podrá dar de sí la película de realizarse. Él, en todo caso, nos confesó que, a la hora de hacer la película, hizo mucho más caso a ese cuaderno que al guión previo entregado.
“Fue ese guión alternativo, que hice influido por el de Bertolucci Brecht para “Kuhle Wampe” -continuó- el que nos ayudó a perdernos, como se perdía la enfermera protagonista por la isla, intentando descifrar una tierra, dotar a todo de un sentido. Exactamente como yo”.
Tras esta introducción se pudieron ver por pantalla todas las páginas del cuaderno, mientras oíamos parte de las impresiones sonoras que captó por la isla, incluida la música de canción criolla que aparece en el film.
Y luego, Codesal, que se ha analizado el cuaderno (y toda la obra de Pedro Costa) al detalle, estuvo luchsndo con sus ficheros y venga a sacar relaciones entre uno y otra, empezando a nombrar lo que señaló aparecía constantemente por el seminario: entre otros, los fantasmas. Pero lo cierto es que, apreciando lo mucho que desvelaba sobre los temas del cineasta, me da la impresión que la gente se sintió algo frustrada de tener ahí a Pedro Costa, sí, pero únicamente verlo mirando la pantalla o, de tanto en tanto, asentir con la cabeza a una pregunta de Codesal. Pero bueno: hay sesiones hasta el viernes, con lo que los afortunados que pudieron inscribirse en el seminario tienen tiempo para resarcirse y recibir cientos de lecciones del mismo Pedro Costa.





 

domingo, 12 de febrero de 2023

Las Ombres Mestres del 2023

Un montón de películas ven la ventana como una pantalla que nos cuenta otras historias.

Kurosawa hizo en “Ran” un empleo del color respetando matemáticamente la regla marcada

Para los que llevan agenda, un anuncio con un mes de anticipación. Que luego no se haga caso por no interesar, pero no por no saberlo con suficiente margen de tiempo.
Debería ser una nota del Cineclub Associació d’Enginyers, y en catalán, pero como no tiene ni página web, pues ahí va:
Después de la distinción que la Academia del Cinema Català nos ha efectuado, reconociéndonos como uno de los diez cineclubs activos desde hace más tiempo, hemos pensado … que debíamos seguir organizando un nuevo ciclo (y ya van once) de Ombres Mestres.
Quizás por eso hemos pecado de ambiciosos, escogiendo unos temas tan extensos que se convierten en abordables únicamente rascando una mínima parte de su superficie, siendo casi imposible lanzar sobre ellos una mirada globalizadora. Son éstos (todas las sesiones serán en la sede de los ingenieros, Vía Laietana 39, de las 18h -intentaremos que a iniciar con puntualidad suiza- a las 20h):
1. Ventanas y ventanales (martes 14 de marzo)
Este año el Rijksmuseum de Amsterdam tiene programada una retrospectiva que reunirá casi todos los cuadros hoy existentes de Vermeer. En la gran mayoría, una ventana tiene un papel protagónico. No hemos querido ser menos y hemos explorado un poco el papel tan importante que, en unas cuantas películas, tienen las ventanas y ventanales.
2. Color (martes 21 de marzo)
Ahora que se ha abandonado casi totalmente el blanco y negro para la elaboración de películas, es cuando menos se suele cuidar el uso del color en las mismas. Exploramos unas cuantas utilizaciones sabias del color, en unos cuantos films.
3. Rohmer (martes 28 de marzo)
Transcurridos ya trece años de la muerte de Éric Rohmer y dieciséis de su último largometraje, nos hemos debido acostumbrar -a la fuerza ahorcan- a no acudir a la cita ineludible que representaban sus estrenos. Quizás haya llegado el momento de volver a recordar lo que aportaban sus películas y buscar ciertas razones de su atractivo.
Para saber si contaremos con una mínima audiencia agradeceríamos que quien pensara asistir a alguna de las sesiones reservara plaza en el fichero correspondiente de los que adjunto aquí abajo, donde figuran, además, las condiciones de las mismas:

No existen muchas escenas míticas en Rohmer, porque se recuerda a Rohmer por el ambiente global de sus films, pero sí hubiera que poner un fotograma icónico, éste tendría varios puntos a su favor.
 

viernes, 10 de febrero de 2023

Un blues para Teherán



Pues ahora sí he visto “Un blues para Teherán” (Javier Tolentino, 2020), aprovechando su pase por el Canal 33.
Habrá sido por pescarlo en sus momentos malos, sin sustancia, pero confesaré que previamente descartaba que su película me hubiera podido interesar.
Pero ha sido ver sus iniciales planos, inequívocamente efectuados buscando los de Kiarastomi, notar que dispone de un sentido del encuadre y de la escena notorio y que no me parecían en absoluto mal las canciones y músicas a las que sirve la película, y decidir verla por completo.
Ya tenía otro punto a su favor: que te permite ver la vida de la capital iraní, sobre todo de sus vecinos más sofisticados y barrios más elegantes, alejando tópicos que puedas haber ido formándote en la cabeza.
Para cuando, por el final, ves una divertida escena familiar y, a continuación, cómo la función toma un divertido derrotero hacia la comedia romántica, ya estas rendido sin condiciones.
Deberé escuchar otro programa de Tolentino con mayor atención, a ver.




 

miércoles, 8 de febrero de 2023

Bienvenue en Géozarbie

Mapa de la disputa de las Islas Spradly, de El País.

Una fotografía de la ciudad amurallada de Kowlon, previa a su destrucción. Europea Press.

Las islas Sark. Diario As.

Pesco en Arte TV, por casualidad, “Bienvenue en Géozarbie” (“Fronteras locas”, Olivier Marchon, 2022) y me quedo atrapado por los temas que toca, viendo varios de sus episodios iniciales, hasta que su bromista y enganchadiza forma me agota.
La cosa va de enclaves del mundo que, por razones contradictorias, presentan problemas de reñida dependencia política.
He visto episodios sobre los litigios que existen por la potestad de la cima del Mont Blanc sobre todo entre Francia e Italia; sobre el rompecabezas político de las Islas Spratly, al sur del Mar de China; sobre Kowlon, en Hong Kong, que fue un enclave histórico sin ley, la zona de mayor densidad de población del mundo; sobrela Isla Bermeja, escondida hasta que Victoria pase por el Golfo de México a tomar posesión de ella; sobre el reducto feudal de Sark y la ciudad de Baarle, entre Belgica y Holanda…
Buscando por ahí un índice de todo lo que contiene, he visto que uno de sus episodios está dedicado a Llivia.
Como siempre me han interesado estas cosas, seguro que vuelvo a circular por ellos en otro momento.

Plano de los territorios belgas y holandeses en Baarle. Wikipedia.

Carátula de los programas que pueden verse gratuitamente, en VOSE, en Arte TV, todos explicados con tono burlón.

Ídem.
 

martes, 7 de febrero de 2023

La liste Göring


Héroe de la aviación alemana durante la Primera Guerra Mundial el de la derecha -Hermann-, simple soldado de infantería el de la izquierda -Albert-, las diferencias de pensamiento entre los dos hermanos Göering se profundizaron con la entrada del primero en el partido nazi, recibiendo las burlas y requerimientos del segundo para que se apartase de esa gente.

“La liste Göring” (El otro Göering, Emmanuel Amara, 2020; en La 2) pasa rápida revista a las actividades contrapuestas de los dos, apelando a las declaraciones de los hijos de todos los protagonistas, normalmente gente salvada de un serio problema por Albert, que aprovechaba su situación como hermano del todopoderoso Hermann. 

Oswald. El falsificador

Salvador Aulestia, el nombre del que oí hablar por primera vez en Albiñana, junto a su mundo esotérico -que ahora veo que le vino de su mujer- y ligado al de Juan Eduardo Cirlot. No sabía nada de su evolución posterior, en Italia…

Una enorme escultura de Salvador Aulestia que había en el puerto de Barcelona.

Y otra de sus obras.

Orson Wells ofrecía al espectador de su “Fake?” pensar en la posibilidad de que su propio film sobre Elmyr de Ory se tratase de una falsificación. En algún momento de “Oswald. El falsificador” (Kike Maillo, 2022) te pasa por la cabeza que todo lo que ahí se expone bien podría ser una ficción construida como si de un reportaje de TV se tratase. Ese habría sido un buen tirabuzón… que no se da.
Ha sido Martí Rom esta mañana (cuando los dos, mientras comíamos, hablábamos del sable que Salvador Aulestia regaló a Joan Perucho para su casa de Albiñana), quien me ha puesto en alerta sobre el pase por TV3 de los dos primeros capítulos (que se completarán con un tercero mañana miércoles) de una miniserie sobre su hijo, Oswald Aulestia, que lo descubre como un enorme falsificador de grandes pintores, al tiempo que hace mirar el mundo del mercado del arte con una buena dosis de prevención.
La miniserie (y no sé si también el largometraje de Filmin, que he descubierto después y he utilizado para ver el final de la historia), se inicia con la bazofia esa -que conviene saltar- de todo documental televisivo a la americana, por el que han de aparecer pequeños y atropellados flashes de las múltiples entrevistas posteriores.
Luego hay entrevistas más logradas que otras, con las que Kike Maíllo va acrecentando la intriga del espectador por conocer al personaje, que aparece finalmente al inicio del segundo episodio, para luego ya seguir con él y su deriva.
Es una lástima que se potencien tanto, hasta la saciedad, los recursos televisivos y que -eso ya es cosa personal mía- el personaje me caiga, una vez empieza a hablar, fatal. Porque la historia que hay detrás es de lo más interesante. Ahí está para verificarlo la personalidad de Sebastián Aulestia y de su mujer, la explicación de lo difícil que es que los timados acusen al falsificador -como dice Oswald: si le denuncian, la obra que de él poseen deja automáticamente de tener valor- o esa demostración callejera de cómo se puede hacer en un par de minutos un valioso Tàpies.

Éste es un original de Oswald Aulestia… en su propio estilo, sin imitar a Miró, De Chirico (impresionante la anécdota relacionada que explica), Modogliani o Chagal.

El psicoterapeuta de Oswaldo Aulestia, hablando de su paciente.

Kike Maíllo (que aparece, a mi entender, tanto, representando él mismo su investigación, que se añora la época en la que el investigador se mantenía en un discreto off) en Venecia.