Esta tarde, en la Filmoteca, Arturo de Córdoba, el celoso protagonista de “Él” (Luis Buñuel, 1953) aparecerá en otra película mexicana de la época, “El esqueleto de la señora Morales” (Rogelio A. González, 1959), comedia negra llena de huesos, curas y beatas, como corresponde.
Jesús Franco no gana para desengaños en “El extraño viaje” desde la muerte de sus padres. Invoca al tiempo pasado continuamente: “¡Con lo buenas que estaban las peras del huerto de papá!” ¿Cuáles podrían ser esas riquísimas peras del huerto de papá, a conservar en la memoria? Aquí –Cine- se intenta recopilar y dejar visibles las impresiones a vuelapluma, en general sin documentación ni análisis previos, de la reciente visión de alguna película que me haya causado buenas vibraciones.
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