No lo recomiendo. Lo ves en un quiosco, y con tanta buena foto, los nombres de la gente que hace declaraciones y así, no puedes evitar llevártelo a casa. Pero luego ves que no es, en general, más que lo mil veces escrito y ya leído, cuando no te acerca el aire inocuo de una revista del corazón, o algo parecido.
Pero, por lo menos, te aclara de dónde sacó Truffaut el secreto de cómo extender la mantequilla por un biscotte sin que se rompa: de un programa de TV que vio junto a su primera mujer, Madeleine Morgentern.
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