domingo, 26 de julio de 2015

La mirada del silencio


Una anciana que se cruza con los asesinos de su hijo y que no puede hacer más que pasar sin saludarlos. Unos asesinos sanguinarios (hasta se bebían la sangre de sus víctimas, "para no volverse locos") que siguen siendo los que cortan el bacalao y que sueltan unas risitas cuando explican, tan campantes, sus atrocidades. Esos son los que principalmente aparecen en "La mirada del silencio" (Joshua Oppenheimer, 2014), ahora en la cartelera.
Las atrocidades en cuestión, no a una o dos personas, sino según algunas fuentes hasta a un millón de sospechosos de ser comunistas, son las que corresponden a la dictadura de Indonesia, de la que el mismo Oppenheimer ya había dado un documento (según todos los comentarios) estremecedor: su "The act of killing". Ahora, junto a él, es un hombre extremadamente comedido quien va entrevistando a quienes asesinaron, de la forma más cruel, a su hermano. Sólo una chica, hija de uno de ellos, pide perdón por los actos de su padre. Los otros, campando a su aire, siguen levantando la barbilla, y se atreven a decir abiertamente, para justificar la aniquilación de los comunistas, que algo debían hacer mal seguro. "Es más -dice uno-: nunca rezaban".
Hay una frase que se repite en todo el metraje en boca de asesinos y sus familias: "Olviden el pasado", no reabran la herida. Algo que también se oye por aquí decir a quienes sólo desean sacar a los suyos de una fosa, y darles de una vez sepultura.

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