Hay varios momentos en "Trois souvenirs de ma jeunesse" (Arnaud Desplechin, 2015), en que uno se da cuenta que está viendo un Truffaut genuino: la correspondencia escrita que se intercambia ininterrumpidamente la pareja, la voz en off, el personaje escribiendo sus sentimientos, pero dirigiéndolos directamente, en voz alta, al espectador,...
Para mayor abundamiento, que se decía, casi todos esos momentos están acompañados de unas músicas que se diría compuestas por Georges Delerue (la circulación de la pasión, o el paso del tiempo) o por Bernard Hermann (la premonición de un drama). No sé si todas ellas están realmente compuestas por quien figura en los títulos de crédito como su responsable, Grégoire Hetzel, porque en ellos aparece también una enorme relación de piezas musicales preexistentes, entre las cuales, por cierto, una de Deleure para el "Tirez au pianiste".
De una forma o de otra, la visión de la película ha sido una magnífica forma de acabar el día de reflexión. Si realmente la gente que debe votar mañana practicara la susodicha reflexión, y acabase de ese modo correspondientemente con unos cuantos de los que se aferran a sus cargos y prebendas actuales, ya qué más pedir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario