domingo, 3 de mayo de 2015

Bird people


Me imagino perfectamente la escena durante el proceso de elaboración del guión. Patrice Ferran y su co-guionista repasan una y otra vez, añadiendo detalles, lo ya elaborado. "Está bien", se dicen tras haber exprimido todo lo que da de sí la pintura del mundo actual que puede suponer un ejecutivo americano en gira de negocios que recala, con ansiedad y bastante harto de todo, en un lujoso hotel de aeropuerto, en el que trabaja de camarera, haciendo habitaciones, el otro vector de la trama, una chica universitaria solitaria y sobre explotada. Ya han trufado todo, además, de elementos de esos que han revolucionado las comunicaciones, ofreciéndonos un buen retrato ambiental panorámico de este mundo actual tan absurdo: una televisión va desplazándose por el mapa de todo el mundo para indicar el tiempo de cada zona, los móviles, los e-mails, pantallas y ordenadores no dejan de funcionar, cada persona tiene un auricular depositando continuamente músicas en su oído,...
"Sí, está bien, pero le falta algo sorprendente". No sé si le dice la directora a su guionista o al revés. El caso es que es así -aventuro- como entra en escena ese trozo de metraje -que también se contagia del tono cansino del resto- que convierte temporalmente al film en unos dibujos animados o -mejor- en uno de esos films en los que se conjugan elementos animados con otros reales.
"Petits arrangements avec les morts" (1994), una primera película de una inusitada inteligencia, me hizo grabar en la cabeza el nombre de su realizadora. En ella, como si de un preciso escarpelo se tratase, se diseccionaban y hacían aflorar los ocultos mecanismos internos de una familia y de toda una sociedad. "Lady Chatterley" (2006), siendo fiel al original de Lawrence, no dejaba de maravillar aunque sólo fuera por el brillo de los ojos de Marina Hands, poniéndose en la piel de su asombrado personaje entrando en nuevos mundos. Ahora, me sabe mal decirlo, me temo que con este film, muy correcto, apuntando certeramente, todo lo que se quiera, he llegado a la personal pero triste constatación de que a Pascale Ferran se le acabaron sus extraordinarios recursos para sorprender y convencer.
Iba a este Festival d'A con un interés enorme, que no me lo quitaba nadie, por ver los últimos films de dos realizadoras que hasta el momento nunca me habían decepcionado. Al contrario: las tenía conceptuadas como de esas que procuran siempre momentos exaltantes. Confío en que, tras "Edén", Mía Hansen-Love vuelva a hacer una película que me entusiasme. Me temo que, visto este "Bird People" (2014), lo tengo mucho más crudo con Pascale Ferran.

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