Preparando un ya muy próximo seminario de cine, doy en una entrevista de Godard sobre “Pierrot le fou” con esta cita, muestra de esa habilidad que tiene para desconcertar, cuando le preguntan sobre sus films, hablando de cualquier otra cosa que le preocupe en ese momento:
- Velázquez, al final de su vida, ya no pintaba cosas definidas, pintaba lo que había entre las cosas definidas y eso lo repite Belmondo cuando imita a Simon: no habría que describir a la gente, sino lo que hay entre la gente.
Constatando un defecto habitual de los escritos sobre cine –la copia descarada-, esa frase, escrita de diversas formas más o menos aproximadas, veo que aparece en varias críticas sobre la película de Godard, sacando de la misma deducciones de lo más diverso.
En el muy pormenorizado y útil manual que escribió Romà Gubern para “Cuadernos Ínfimos” (“Godard Polémico”, Tusquets 1969) se recuerda que la frase, algo diferente, aparece en la “Historia del Arte” de Élie Faure que está leyendo en voz alta Ferdinand (Pierrot) en la bañera, al principio del film:
- Velázquez, después de los cincuenta años, no pintaba ya las cosas definidas. Erraba en torno a los objetos con el aire y el crepúsculo (…)
Yo diría que se trata, como muchas de las cosas de Godard, de la apropiación de una idea conceptualmente muy atractiva, pero que todos, y el mismo Godard el primero, han hecho rodar para acercarla a sus (a veces escasas) ideas explicativas sobre su cine. Y que más que lo que parece entenderse (esa rica deriva hacia un arte abstracto en los intersticios entre los modelos principales de los cuadros) se trataría de un cierto avance del impresionismo en los retratos, acercándose a la sugerencia del esbozo, mucho más preciso en muchas ocasiones que el propio retrato hiperrealista.
En la imagen, “Mercurio y Argos”, una de las últimas pinturas de Velázquez.
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