Hilario J. Rodríguez:
De la página "Macguffin":
Una posible historia del cine durante un paseo en bicicleta:
"Banshun" (1949), de Yasujiro Ozu
WIM WENDERS: «Si existiera algo parecido a un tesoro sagrado en el mundo del cine, para mí sería la obra de Yasujiro Ozu […] Con extremada economía de medios y reducidas a lo esencial, sus películas cuentan una y otra vez la misma y sencilla historia de las mismas personas en la misma ciudad, Tokio. Esta crónica, que abarca casi cuarenta años, describe la transformación de la vida en Japón. Las películas de Ozu tratan sobre el lento deterioro de la familia y de la identidad nacional, pero no lo hacen señalando con desagrado lo que es nuevo, occidental o americano, sino lamentando, con un sentido nada complaciente de la nostalgia, la pérdida que tiene lugar simultáneamente. A pesar de ser muy japonesas, son al mismo tiempo universales. En ellas he podido reconocer a todas las familias de todos los países del mundo, así como a mis padres, a mi hermano y a mí mismo. Para mí, nunca antes y nunca después ha estado el cine tan cerca de su esencia y de su objetivo: presentar una imagen útil, auténtica y válida del hombre, en la que no sólo se reconozca sino, ante todo, de la que pueda aprender.»
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