La reflexión de Segismundo Molist sobre el tiempo dilatado de “Cortina rasgada” (“Torn Curtain”, Alfred Hitchcock, 1966) fue la siguiente:
“Contrariamente a lo que suele hacerse en los films de suspense (o mejor de “sorpresas”), donde la curva dramática va unida a un ritmo fílmico que se incrementa en cada secuencia, Hitchcock obra de forma totalmente opuesta: el paroxismo y angustia que producen sus obras nace de una constante dilatación entre la curva dramática (o línea de interés creciente) y el ritmo mecánico. Es decir, a medida que la tensión aumenta, disminuye el tiempo de la narración.
En este sentido, “Torn Curtain” es un ejemplo inmejorable: las secuencias más lentas se hallan situadas precisamente al final del film, cuando la tensión del espectador es más grande para conocer el desenlace.”
Lo escribió Molist para el Cine-club Sabadell, y lo recogió en junio 1978 la Filmoteca, en un dossier que dedicó a Alfred Hitchcock.
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