jueves, 6 de noviembre de 2025

La fête espagnole


Un folletín desatado con cosas muy interesantes me pareció ayer “La fête espagnole” (Germaine Dulac, 1920), o lo que queda de ella, pues se han perdido muchas escenas… que sólo se describen en los intertítulos. Se pasó ayer en la Filmoteca con Anahit Simonian ejecutando al piano su propia música creada ad-hoc, y eso sólo ya justifica la asistencia. (Entre paréntesis, Anahit Simonian es también quien ha compuesto recientemente la música de la última película de José Luis Guerin, “El buen valle”).
No se documentó demasiado Germaine Dulac para rodar la película o, dicho de otra manera, sí se documentó en cuanto a imágenes pintorescas españolas, de esas que acentuaban el tópico.
Curiosamente, no puede empezar con más aspecto de preciso documental, pues se inicia con un plano de la torre de la iglesia de Fuenterrabía, de una nitidez extraordinaria, gracias a la restauración de la copia pasada.
Luego habrán intercaladas también, sí, otras imágenes puramente documentales, con la cámara fija registrando un cortejo de la fiesta del pueblo, como también en algún plano se ve lejanamente algún caserío típico vasco, pero son planos que contrastan fuertemente con el resto, al parecer rodados en y por las cercanías del Estudio de la Victorine, en Niza (que también aparecieron en la otra película de la sesión).
En las escenas con actores se mezclan churras con merinas, uno lleva un sombrero cordobés -aunque sea por el Norte de España- y el otro una capa que parece portuguesa. Y los bailes recuerdan algo de tendencia andaluza u oriental.
Pero es que está claro que a ella le interesaba otra cosa. Y ahí está esta antigua bailarina retirada que, displicente, les dice que se entregará (supongo ahora que decía que se casaría) a uno de los dos pretendientes, muy amigos entre si, que deciden pelearse a muerte mientras ella va a la fiesta del pueblo con un jovencito zangolotino. Una fiesta en la que, ajena a lo que ha ocasionado, recupera sus danzas casi olvidadas, que al parecer consistían en mucho movimiento insinuante de caderas.
Pero es una rareza bien curiosa y con Simonian, genial.




 

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