martes, 23 de septiembre de 2014

Alegrías de Cádiz


Desvelo un secreto de la cocina interna del grupo Projecte Pasolini Barcelona. Nos hemos pasado un buen tiempo buscando películas que, si no herederas de Pasolini, que eso hemos reafirmado como casi imposible, pudieran entablar un cierto diálogo, actual, con alguno de sus temas.
Pensando en ello, vi que Marcos Ordóñez, en uno de esos escritos que hace de tanto en tanto en los que vuelca y explica su entusiasmo de tal forma que asegura el interés de la gente por un libro, una obra de teatro o una película, hablando de "Alegrías de Cádiz" acababa precisamente diciéndose que era un film que gustaría a Pasolini. Yo entendí enseguida por qué lo decía, y fue desde entonces una de mis constantes, arduamente defendidas, candidatas.
Los deseos de uno para una actividad así deben ser similares a los de un miembro de un jurado durante las tareas para otorgar un premio en un festival. He tenido suerte en esto último, y me siento orgulloso por los tres premios que hemos otorgado, siempre por unanimidad, jurados de la Federación Internacional de Cine - clubs en festivales a los que la Federación Catalana me ha enviado. Pero cuando ya casi tenía convencidos en la selección a mis compañeros, pude pasarles un enlace de la película de Gonzalo García Pelayo. Quedó claro que se esperaban otra cosa, de una intensidad dramática más acusada, y la alegría que se expande entre los personajes de la película, hasta inundar el título, les desconcertó, y no la vieron adecuada.
Pero, pese a todo, estoy satisfecho, porque hoy precisamente Marcos Ordoñez, junto al mismo Gonzalo García Pelayo, presentan en la sala grande de la Filmoteca, en Barcelona, "Alegrías de Cádiz" (2013). No pude volver a ver "Frente al mar", la película que me hizo entrar por la puerta grande en el gozo de su cine, pero hoy, aunque ya la haya visto un par de veces, no me pierdo, a toda pantalla, de volver a ver a todos esos gozosos personajes por la aún más gozosa ciudad de Cádiz, un reducto de esos de los que para nada desaparecieron sus luciérnagas.
Éste due el escrito de Marcos Ordóñez:

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