Es un documental turístico, un poco largo -8.44- sobre La Habana de los años 30. Al inicio parece una ciudad europea, pero luego se adentra por la actividad de las callejas, y lo latino sale a flote, en las imágenes que, para mí, más asombran. Sobre el minuto 5 se va de cementerios, y se dedica demasiado a enseñar monumentos.
Jesús Franco no gana para desengaños en “El extraño viaje” desde la muerte de sus padres. Invoca al tiempo pasado continuamente: “¡Con lo buenas que estaban las peras del huerto de papá!” ¿Cuáles podrían ser esas riquísimas peras del huerto de papá, a conservar en la memoria? Aquí –Cine- se intenta recopilar y dejar visibles las impresiones a vuelapluma, en general sin documentación ni análisis previos, de la reciente visión de alguna película que me haya causado buenas vibraciones.
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