Encontré en la tienda del BOZAR de Bruselas el DVD de "Belle" (André Delvaux, 1973).
Cuando se estrenó, cundió la decepción, al verse después de los impresionantes primeros largometrajes de Delvaux. Pero siempre guardé un muy buen recuerdo de ella, predominando para mí la historia del padre que ve cómo le roban a su hija -va a casarse- y su resistencia se vislumbra en esos sueños de estaciones de cuadros de Paul Delvaux en forma de tableaux vivants.
Revisitada ahora, me asombro descubriendo que de escenas oníricas a lo Paul Delvaux sólo había una, si bien es verdad que la luz de las calles del barrio residencial de Spa remiten constantemente a sus cuadros. Y la película es una extraña mezcla entre los elementos groseros pero certeros de "La peau douce" (ese conferenciante y repelentes eruditos de provincias), aires costumbristas provincianos a lo Chabrol o Pialat inicial, cuentos rusos y cuento de hadas, con agua y nieve.
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