lunes, 3 de febrero de 2025

Powell y Pressburger (2ª parte)


Powell y Pressburger alcanzaron se situaron en la primera línea del cine británico con sus películas “propagandísticas” de la época bélica. Ya quisiéramos que las propagandas bélicas tuvieran su consistencia y honradez...
Luego cambiaron de temas. Su mayor éxito residió en “Las zapatillas rojas”, una película que nunca he soportado, pero eso es cosa mía, no extensible. Después de estar en la cumbre, se fue extinguiendo la exitosa marca de “The archers”. Y hasta que Scorsese consiguió volver a distribuir sus películas, Michael Powell llegó a pasar una amarga época de ostracismo.
El lunes pasado en La Charca Literaria me publicaron la primera parte, y hoy aparece la segunda del escrito que hice sobre esta peculiar pareja cinematográfica:

 

domingo, 2 de febrero de 2025

La marsellesa de los borrachos

Pablo Gil Rituerto, Ana Lombardía -coguionista del film- y Pablo La Parra -director de la Filmoteca- en el coloquio posterior a la película.



La camioneta en la que cruzan la Península -de Cataluña a Galicia pasando por Madrid y regreso por el norte, para regresar a Turín tras cruzar la frontera por el País Vasco.

María Arnal con el cancionero, en el que ha estudiado las canciones.

No me he fijado si la pizarra electrónica de la Filmoteca anunciaba que se habían agotado las entradas, pero así debía ser, porque cuatro horas antes ya quedaban bien pocas butacas libres, lo que explica lo escorado de mis fotos.
Todo era por el prestreno ayer (1) de “La marsellesa de los borrachos” (Pablo Gil Rituerto, 2024). Aunque no me sonaba de nada el nombre de su director, acudí al ver, al curiosear un poco por la red, de quienes había sido montador (nombres como los de Guerin, Álvarez, Lacuesta o Patiño) y al oírle decir en unas frases del inicio de una entrevista televisiva que cualquier buen director de documentales debía ser también, por fuerza, su montador. Suficiente garantía -me dije-, y acudí, sin arrepentirme en absoluto tras ver la seriedad de la propuesta ofrecida.
Tuve un par de sobresaltos emocionales por el inicio de la película. Nada más empezar, su primera imagen es la cruz del Valle de los Caídos, la visión de un sinuoso camino que a ella conduce y, desde la camioneta que por él circula, el cielo entrecortado entre los árboles que va pasando. En “Informe general” (1977) Pere Portabella rodaba ese mismo recorrido, para anunciar que el cuerpo de Franco por fin yacía sepultado bajo una pesada losa de la basílica. La banda sonora de la escena era entonces una nerviosa canción -gritos entrecortados- de Carles Santos, inseparable de esas imágenes. Aquí son otras canciones: las que constituyen la base de la película.
El segundo sobresalto emocional ha sido reconocer, en una de las escenas que siguen a esa, a Ton Carandell, quien a su vez se reconoce a sí misma cantando en una antigua cinta que el equipo del film le hacen oír, y acto seguido la voz de su marido, José Agustín Goytisolo, cantando (!) otra canción.
Esas canciones corresponden a las grabadas en la etapa de Barcelona durante el viaje que, cruzando España, efectuaron un grupo de progresistas italianos en 1961, recuperando las “Canciones de la nueva resistencia española”, que recopilaron en un libro de ese título editado por Einaudi y dos discos, uno con ese mismo nombre y otro con canciones de la guerra civil. Ese cancionero explicó anoche Pablo Gil que lo descubrió por casualidad hace muchos años en una librería de viejo buscando fuentes sonoras y, desde entonces, fue dándole vueltas al proyecto de película, que culminó en un viaje reciente, emulando el viaje de sesenta años antes.
La película se compone, pues, de la plasmación, de la yuxtaposición de esos dos viajes. El de 1961 mediante sus grabaciones y fotos originales, además de entrevistas a alguno de sus supervivientes. El reciente, siguiendo el equipo de filmación las huellas e investigando sobre el previo, mediante entrevistas -pocas- como la señalada, grabaciones de cantantes y grupos musicales actuales y filmaciones diversas.
Hay canciones de todo tipo reproducidas -cantadas en la actualidad todas- en la película. Ahí está la tan famosa de la guerra civil:
-Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero…
O esta otra:
-Ya se fue el verano (por la República, explica uno en el diálogo)
Ya llegó el invierno (el franquismo)
El próximo año
Caerá el gobierno.
Canciones que intentan reproducir las recogidas por el cancionero mientras se explica su función, fotos del desfile de los ejércitos en 1961 comentado (leído en realidad del cuaderno de viaje) por Emilio Jona, el único superviviente del viaje original y confrontadas con la grabación de un reciente desfile de las Fuerzas Armadas, los trabajos de arqueólogos en una fosa común del cementerio de Guadalajara, las instalaciones mineras de un pueblo asturiano hoy completamente abandonadas y oxidadas,… Son muchos las cosas que se van mostrando de la actualidad, siguiendo el recorrido y las peripecias que indica el libro del viaje de entonces. Tras muchas de esas escenas, se mantiene el plano, dejando captar por un instante, el silencio.
Es verdad esa sensación que se desprende de la película de “estar compuesta de muchas capas”, que señaló anoche Pablo La Parra. Gil Rituerto la completó explicando su idea inicial -descartada luego- de completar la visión del viaje original mediante secuencias de películas preexistentes (de ahí la de Portabella señalada, posteriormente sólo imitada), confirmando otras de sus referencias de base, señalado al “Madrid” de Basilio Martín Patino (la escena del desfile actual de las Fuerzas Armadas”, confrontado con fotos del de 1961), al “Lejos de los árboles” de Jacinto Esteva (del que finalmente apenas si quedan rastros, como el de la secuencia del Santo Cristo de las Limpias)
La cantante María Arnal, que se ve se sumó al proyecto entusiasmada desde antes de su inicio, aparece cantando con una preciosa voz ahora no sé si está pieza del cancionero:
-Y son tiempos borrascosos
que están llenos de esperanza…
Ya digo que no sé si acierto ahora con la canción, pero lo que sí recuerdo seguro es que tenía un estribillo que decía, repetido, “y sigue, y sigue” (o “y sigo, y sigo”), lo que veo ahora que iba muy bien para sentar una de las bases sobre el objetivo de la película, que señaló Gil en el coloquio y se desprende fácilmente de su visión: que, empezando en 1961, tratase temas que se proyectasen hasta la actualidad.
El objetivo está más que conseguido. Recuerdo ahora, por ejemplo, la valiente escena en la que un antiguo obrero de un pueblo vasco se indigna al oír las frases contra los inmigrantes que dejaron grabados ya en 1961 varios paisanos, diciendo que les iban a borrar del mapa, o el escrito que un legionario italiano dejó, como vemos, escrito en la roca:
“Europa será fascistizada”
Y que, precisamente, bastante antes, en una secuencia previa, hemos oído por la radio un comentario sobre la actual ascensión al poder de Meloni…
(1) Anunciaron que se estrenará el próximo 14 de febrero. Un estreno para considerar, de verdadero interés.



Uno de los aciertos de la película es utilizar la voz de Jona para ir leyendo, en sereno italiano, el relato del viaje que aparece en el cancionero en cuya escritura contribuyó.



En obsoletas instalaciones de una mina asturiana.

Creo que se trata -según explicó Gil Rituerto en el coloquio- del caserío de Peyo que sirvió para las conversaciones entre el PSOE y Eta, que llevaron a la tregua definitiva declarada. Una forma de dar cuerpo a esa idea de hablar de la situación actual de los sitios por los que pasan ahora, siguiendo el viaje de entonces.

La prisión de Redondela.