miércoles, 7 de agosto de 2024

Atormentada


Así, con colores como ese verde de la foto, está hecha “Atormentada” (“Undern Capricorn”; Alfred Hitchcock, cuando la recordaba en el blanco y negro de la tele y, al verla, me dije “¡Pero si esto no es un Hitchcock!”, y casi pasé de ella: Sólo recordaba de su antigua visión una casi anecdótica cabeza reducida que muestra…
He querido, no obstante, volverla a ver y, además de la sorpresa del color, sin recomendarla por ello a nadie, veo ahora que, con su estructura y tema de melodramón desatado de época, tiene algún elemento que, mira por donde, te hace estar atento a ella de principio a fin.
Vista dentro del ciclo de los films sonoros de Hitchcock que está ofreciendo la Filmoteca, la ves -salvo lo del color- como un cierto regreso a sus películas inglesas. Y, en efecto, se trata de una película que rodó en Inglaterra. Ahí están las ya familiares maquetas, telas pintadas y decorados que, sin complejos, utilizaba entonces, con la diferencia de que ésta desde un principio se nota que se trata de una producción muy costosa.
Vemos la desconfiada recepción al nuevo gobernador de Nueva Gales del Sur, Australia, y la fama ganada de país de inmigrantes casi todos ellos reclusos, que han pagado su emancipación y a donde van todos los frescales -como el mismo primo del gobernador (Charles Adare - Michael Wilding)- a enriquecerse rápidamente.
Un posible facilitador de ese enriquecimiento puede ser Sam Flusky -Joseph Cotten, ex presidiario, quien se ha hecho con la mitad de las tierras del país, compra fácilmente a todo el mundo, pero no consigue que admitan a su mujer (quien, procedente de la nobleza británica, le siguió hasta ahí) en el pequeño mundo social local.
Se habla tanto de ese personaje femenino que se genera una cierta intriga para ver cómo es y cuándo saldrá. Cuando lo hace, vemos que se trata de Ingrid Bergman, y que su personaje desvaría notoriamente, producto de la bebida, que le ha llevado a una profunda degradación… de la que la quiere salvar Charles Adare.
Se nota su procedencia de una novela quizás popular, pero insignificante, y podríamos entonces tomarnos la película como se debía tomar, para salir bien de ella, “Posada Jamaica” (1939), pero ahora el resultado permite apreciar mucho más sus aspectos cínicos. Lo que predomina como trasfondo de toda la trama es, como atando cabos se aprecia en varios Hitchcocks, la profunda brecha entre clases sociales y lo que arriesga y sufre quien, procedente de una de ellas, intente vivir con con la otra.
Hay también cosas en la trama que habría que ver si estaban en origen en la novelista adaptada o si las impulsó el mismo Hitchcock: el personaje del ama de llaves (aunque mucho peor dibujado que el de “Rebeca”), el intento de envenenamiento añadiendo unas gotas en lo que va a beber el que quieren apartar, una solemne bajada de escalera, etc.

Hay una escena, muy teatral, larguísima, supongo que para lucimiento dramático de Ingrid Bergman, en la que ella, declamando, nos aclara todo lo que sucedió en el pasado. Y un aviso: si alguien quiere verla para asistir al duelo interpretativo/amoroso Ingrid Bergman-Josep Cotten, que desista. La cosa va en primer término con Michael Wilding, que tiene mucho más papel que Cotten. 

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