lunes, 12 de agosto de 2024

Amor


Iba viendo en Arte la primera parte (luego cambia para acercarse mucho más al resto del Nuevo Cine de los países del Este europeo) “Amor” (Károly Makk, 1971) e iba pensando que era una película que, ahora que tiene tanta aceptación un tipo de cine como mucho del de Agnès Varda, con sus insertos irónicos, cortes rápidos que tanto pueden obedecer a un flashback como a unas imágenes complementarias, podría muy bien tener su público.
Basada en una novela de un escritor también húngaro que había pasado su tiempo represaliado, se centra en las peripecias de la mujer de un político que han metido en prisión para hacer ver a su anciana suegra que está, en realidad, en Norteamérica, consiguiendo éxito tras éxito.
Blanco y negro, lamentablemente sin sonido directo, las características comentadas, van dándonos a conocer una historia de poso amargo y melancólico, llena de ironía… y con una firme esperanza de futuro, como en muchas dictaduras.
Recientemente, la figura única de Bela Tarr nos ha acercado a un tipo de cine húngaro… sin parangón. Pero en los años de esta película, el conjunto de cineastas húngaros, con el veterano Zoltan Fabri a la cabeza y el Nuevo Cine Húngaro, con nombres como Istvan Gaal, Miklos Jancsó (que debe faltar poco para que se revalorice como merece), Frend Kosa, este mismo Károly Makk o Istvan Szabo, hacían inscribir el nombre de su país en todas las historias de cine.


 

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