El chalet a la falda de la Sierra.
Helena de Llanos enfrentándose a miles y miles de libros, escritos y objetos que saturan la casa.
Cambio de cabeza.
Uno de los diálogos por la casa.
No ha sentado nada bien, creo, “Viaje a alguna parte” (Helena de Llanos, 2021; RTVE), que pasó sin pena ni gloria, sin dejar la huella que suelen dejar estos tipos de proyectos: no parece haber agradado a nadie.
Julieta Serrano nos hablaba que acudía cada año para asistir, formando un reducido grupo de amigos, a la casa donde vivían Emma Cohen y Fernando Fernán Gómez, para celebrar el cumpleaños de éste último, y que eran esos unos de los momentos más felices para todos. Pues bien, gracias a esta película he podido ver y hacerme una idea de todo eso, porque debemos verla -la película- como el recorrido atropellado de todo lo que se le pasa por la cabeza cuando va a vivir al chalet de la falda de la sierra, quizás con la idea de vaciarlo y venderlo.
Allí, en la casa, vaciando estanterías y armarios y llenando cajas, se encuentra -literalmente- con los fantasmas de sus abuelos, con los que entabla conversación, ya sea mediante cortes de sus numerosas películas, sacando de ellas o de grabaciones frases o incluso colándose ella misma mediante trucaje en una película de época, de la misma forma que en la casa llega a compartir plano y diálogos con ellos.
El encuentro con esos fantasmas, con esos espíritus que siguen transpirando todo lo que por ahí se encuentra, se completa, además, con las andanzas de un Juan Soldado revivido por Tristán Ulloa -que en muchas ocasiones vierte las frases y voz de FFG- y con una fiesta en el jardín (con gente como Oscar Ladoire, Juan Diego, Verónica Forqué, y José Sacristán en ell interior de la casa) que me llevó directamente a “Julieta de los espíritus”.
Entiendo, de todas formas, que la visión de una película con estos mimbres, totum revolutum entre los recuerdos de quienes ya no están, pero pesan, y la voluntad de vida propia de la autora, pueda indigestar a los que no tengan a esa pareja y lo que representan bien dentro.
La fiesta en el jardín. El mundo de la representación.
Con la reencarnación de Juan Soldado (Tristán Ulloa)
Y me dejaba a Emma Cohen, quizás más hilo conductor que el propio FFG. La copia proyectada por la televisión cortó sin piedad, de tajo, los títulos de crédito del final, que esperaba ansiosamente para confirmar si había sido la propia Helena de Llanos la que la había rodado en sus últimos años ahí, quien había rodado a FFG en algún otro ángulo no producto de efectos especiales y confirmar el título y autoría de las películas de ambos (o sin ninguno de los dos ni dirigidas por ellas, que también hay alguna) de las que se habían pasado secuencias. Un atropello.
El baúl de Doña Carola.
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