Este encuentro fortuito (un homenajeado cede la sala de la Filmoteca para el homenaje al siguiente) se da entre, he calculado, del orden de unas trescientas películas. Son Martí Rom (mirando a la cámara), Xavier Juncosa, Pere Portabella y Llorenç Soler. El segundo y el cuarto, poca broma, tienen en su haber cada uno más de cien documentales.
Quiere decirse eso que sin las películas de estos cuatro, el cine catalán quedaría bastante capitidisminuido. Se quedaría sin un cine, eso sí, que no suele frecuentar las salas de estreno ni las alfombras rojas de festivales, pues su difusión va por otros terrenos, pero que ha sido un antecedente básico para el dominio actual por estos lares del documental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario