lunes, 4 de noviembre de 2019

El caso Alcàsser

Reconstrucción del itinerario seguido por lastres niñas antes de su secuestro.
Nunca habría acudido a Netflix a ver una mini-serie sobre “El caso Alcàsser” (2019), de no saber que consta con Elias León Siminiani como director y de no haber visto hace un par de años lo que podía dar de sí bajo buenas manos una cosa como ésta, en principio tan alejada de mis intereses, en “Muerte en León” (Justin Webster, 2016).
Vaya por delante que, aunque pueda parecer imposible no sabía casi nada del caso, porque suelo prestar oídos sordos a este tipo de cosas. Reconozco, eso sí, que ciertos detalles, alguna cara, me han ido sonando ahora ligeramente familiares, dada la escandalosa -nunca mejor dicho- difusión que se dio al tema de base. Pero juro que no sabía del todo si se habían encontrado los cuerpos de las niñas, sí se había hecho juicio sobre el crimen, sí todo seguía abierto... Con la visión de la serie he podido alcanzar el grado de conocimiento medio y profundizar, como quien no quiere la cosa, en unos cuantos temas de fondo asociados.
Lo infame. El programa de Nieves Herrero, tan pronto como se han descubierto los cuerpos sin vida de las niñas, monta un programa en directo captando las reacciones de familia y vecinos.
Se trata de cinco capítulos, que combinan mucho material de TV de la época con entrevistas actuales, escenificaciones de una investigación, etc. En el primero te explican (o refrescan) lo sucedido, esas tres amigas de 14 años que fueron en 1992 a una discoteca valenciana y desaparecieron.
El juicio del único condenado.

En el segundo capítulo, el foco, tras el hallazgo de los cadáveres, se coloca en los programas de tele basura que arrastraron, echando carnaza, a medio país. Viendo ahora lo que fue sucediéndose, yo diría que hasta la realidad imitó a los programas televisivos. Eso al menos he pensado al ver que las sepulturas en que colocaron los cadáveres de las tres crías eran, buscando espectáculo, tres nichos vecinos, poniendo en cada uno de ellos, como lápida, únicamente su nombre, ya muy popularizado: Miriam, Toñi, Desiré.
El director y productor de la serie, con un forense que intervino en el caso, en la actualidad.
En el tercer capítulo se da pábulo a otras teorías, al margen y contrapuesta a la oficial, de tal forma que llegas a pensar que podían tener algún punto de sólidas. Pero quedan dos capítulos para, en un nuevo giro deductivo, ir apuntando nuevos datos, dar pie a descréditos varios y resituar todo el caso hacia donde realmente apunta: una sociedad enferma, arrastrada hacia lo aborrecible. Y aún quedará tiempo para englobar el caso como un episodio más de violencia de género contra la que hace bien poco que se está intentando buscar una eficaz, no represora, protección.
El padre de Miriam, que se mostró de lo más activo desde la desaparición de las niñas, convirtiéndose en figura mediática, en la actualidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario