Filmin ha reintroducido en su catálogo, después de mucho tiempo sin hacerlo, cine clásico -pero del de verdad-, y hay que congratularse de ello. Ahí están ahora para refrendarlo películas como “Fausto” “Nosferatu”, “Tabú”, “El Tartufo” y “Amanecer” de Murnau, o el “Dr. Mabuse”, “Metròpolis” y “M” de Lang para corroborarlo y disfrutarlos.
Será por eso, porque si no no se entiende cómo un peliculón como éste haya pasado desapercibido por tantas historias del cine.
Propaganda descarada de la colectivación de las tierras, pero mostrando las luchas entre los campesinos por esa causa, contiene unos planos de una belleza inusitada, de voluntad estetizante muy estudiada (como ese en el que el protagonista, regresado del ejército y hecho a la causa de los soviets, rotura con su caballo en diagonal los campos de cultivo de los diferentes vecinos, para “cultivar para todos”, u otros correspondientes a contrapicados, muchas veces con fondo en negro, para resaltar el perfil de los personajes.
Eso y también un juego con los intertítulos y las imágenes trepidando para significar las voces y consignas que se van divulgando, indican un aprovechamiento vanguardista del cine que debiera darle un hueco en la memoria del espectador de cine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario