sábado, 29 de marzo de 2025

Tú me abrasas


Algún tratamiento de imágenes de libros y, sobre todo, la forma de rodar las páginas de libros, sus subrayados, es quizás lo que mejor me resultó de la visión de la película.




Festival D’A -1
Vino ayer al Auditorio del CCCB el montador de “Tú me abrasas” (Matías Piñeiro, 2024), y de su (corta) intervención se podían sacar una serie de deducciones. La principal, yo diría, es que, como anuncian sus títulos de crédito, se trata de una producción de la Elias Querejeta Zine Eskola. Me pregunto hasta qué punto esa es su esencia y razón de ser principal, lo que justificaría varias cosas sobre su resultado final.
Eso al margen (aunque me parece difícil ahí dejarlo), tiene un inicio la película que me ha llegado profundamente, tanto con el pase de páginas de los títulos de crédito (cuya forma, sonido y tipo de filmación se repetirá bastante posteriormente con las páginas de libros) como con su continuación, en la que una voz en off -aunque femenina- promete un acercamiento personal al tema anunciado, una versión de “Los diálogos con Leucó” de Cesare Pavese (de hecho de su capítulo “Espuma de mar”, diálogo entre la poetisa Safo y Britomartis). En ese inicio la voz en off nos acompaña hasta Turín, y una vez allá hasta el Hotel Roma, vecino a la estación de tren, y llega a hacernos entrar en la modesta habitación del hotel (o una parecida) donde se suicidó el escritor, dejando una nota, precisamente, en un volumen de ese preciso libro, que se dice era para él de los más estimados.
A partir de ahí, abandonando esa vía, la película se centra, básicamente, en la lectura del capítulo, combinado con la lectura de la Oda a Afrodita de Safo, fragmentos de otros poemas de la poeta que se han salvado y frases de libros contemporáneos comentando los anteriores, todo ello con imágenes rodadas actualmente que darían una traslación actual (bastante sui-géneris) de lo que se oye, pero que, como se me quejaron a la salida de la proyección, no llega a ser en ningún momento, en su linealidad y cierta dejadez, una visión personal sobre el libro de Pavese ni sobre los poemas de Safo.
Sabiendo de la supervivencia sólo fragmentaria de los poemas de Safo, puedo llegar a entender la estructura entrecortada, fragmentaria, de la película, aunque no alcanzo a hacerlo con la frecuente repetición, basada en unos elementos corrientes nada atractivos -un feísimo fregadero cuyo significado simbólico se me escapa, una puerta de aluminio que no se abre y su interfono, etc.-, que lamentablemente veo más como recurso para romper la transposición directa del texto en imágenes raramente sugerentes y de una literalidad -esa espuma de mar…- más bien corta de vuelo.
Y es aquí desde donde he construido una posible explicación ligada a la producción de la Zine Skola, una escuela de cine que hago muy ligada a un cierto cine experimental. Me pregunto hasta qué punto la película es una obra total de Piñeiro o bien es el material resultante de lanzar a sus alumnos de la Skola a probar una serie de cosas.
La fragmentación surge no sólo por esa posible idea de tratar de fragmentos literarios, sino porque, como nos dijo Gerard Borràs, montador de la película, al que se le escapó también la mecánica de actuación a través del tiempo, está rodada con una Bolex, una cámara de 16mm a cuerda, unos cámara, formato y método de funcionamiento que, además de dejar su impronta en la textura de la imagen, suponen un muy limitado tiempo de cada plano.
Otros aspectos del resultado final también llevan hacia una voluntad de efectuar cine de aspecto experimental. De ahí las escenas con un determinado deterioro en la película, posiblemente forzado. O ese aprovechamiento de imágenes (en blanco y negro) de lo que creo es una película anterior del realizador.
No debe ser así, porque varias de las actrices las recuerdo de otras películas de Piñeiro, pero hasta me preguntaba si alguna actriz de las escogidas debían su aparición a ser alumnas de la escuela, dándose por válidas las tomas efectuadas.
En resumen, sin salir mal de la película, hubiera preferido mil veces que se hubiera centrado en sus brillantes planos exploradores de páginas de libros, su adentramiento en el Turín de Pavese y su experiencia final y, sobre todo, en que la lectura de los “Diálogos” no fuera de pe a pa -como me informaron que fue-, sino entresacar lo que a tenor de su autor condensase su idea de ellos. Es decir, que se hubiera convertido, realmente, en su visión personal de su experiencia lectora.

Una imagen excepcionalmente -como casi todas las que se encuentran por internet- muy buscada. Los planos reiterados de la espuma de mar no son, a mí entender, así, habiendo escogido una zona en que la espuma acumulada tiene un aspecto marrón (supongo que producto de algas) nada evocador.


 

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