Betevé ha pasado “Un marido a precio fijo” (Gonzalo Delgrás, 1942), que una fuente doctoral familiar me hace ver bebe un montón de “Sucedió una noche” (Frank Capra, 1934). Claro que Rafael Durán aún podría optar por hacer de Clark Gable, pero Lina Yegros en absoluto de Claudette Colbert, de quien resulta posiblemente su perfecto modelo opuesto.
Con escenas de clara carpintería teatral (entra en la habitación el personaje A, que se pone a hablar con personaje B,…), con increíbles decorados que dicen tiraron la casa por la ventana, pero también otras corales y alguna de acción, con muchas transparencias, tiene bien aprendido también de la comedia norteamericana la aceleración de sus diálogos, con bastantes, una vez asumida la blancura impuesta por la época, muy divertidos.
Proyectada dentro del ciclo “Barcelona y acción”, me esperaba la aparición de muchos escenarios naturales de la ciudad, pero sólo he distinguido la Estación de Francia (haciéndola pasar, por cierto, como una de París) y, quizás, un plano de Montjuic. Lo que sí aparece es la costa oriental de Mallorca y, especialmente, Sòller.
Comedia que, salvo por cómo se alarga demasiado en una curadora escapada de la pareja por montañas nevadas -y no se trata de la canción falangista-, he visto con agrado, aunque, de tanto en tanto, te entren escrúpulos, resultándote un tanto obsceno ver a los decididamente ricachones y clasistas protagonistas bailando despreocupada y alocadamente el “Tipolino. A mí me gusta la carne cruda” nada menos que en la España de 1942…
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