martes, 11 de marzo de 2025

Francesc Vicens


“La guerrre est finie” tuvo como asesor a Francesc Vicens. Resnais necesitaba alguien que garantizara la verosimilitud de todo lo relacionado con la vida en la clandestinidad de la película, y Jorge Semprún le presentó a Vicens. Así podemos en el film observar con detalle las tácticas utilizadas para acordar una cita y cómo actuar si se cree caer en peligro, cómo ocultar propaganda en la carrocería de un coche o un mensaje confidencial en un tubo de pasta dentífrica, así como ver la habilidad de Domingo Malagón en la falsificación de pasaportes.
Fue, desde luego, un buen gesto de Semprún. Así ayudaba a su antiguo compañero en el Comité Central de los comunistas españoles. Expulsado del PSUC como lo habían sido poco antes del PCE Claudín y Semprún, Vicens se encontraba ante una difícil situación para canalizar su vida. No podía regresar a España, pues se arriesgaba a torturas, la cárcel y quizás algo peor, pero no conocía a nadie en Francia, precisamente por haberse desenvuelto en clandestinidad. Semprún, al menos, ya gozaba de una inmensa fama debido al éxito alcanzado por su primera novela, “Le long voyage”.
Ayer, como aperitivo de la película de Resnais, pasaron el mediometraje “Francesc Vicens” (Martí Rom, 2003), y le podemos ver explicando ésta y otras cosas de su vida, que recorrió la militancia de base comunista de los años 50, la terrible experiencia de 28 días en la Jefatura de Policía de la Vía Layetana con interrogatorios al mando de Antonio Juan Creix, la cuarta galería de la Modelo o el Comité Central del PSUC en París, pero también, por ejemplo, la vida parlamentaria en Barcelona y Madrid militando en ERC primero y en Barcelona de nuevo por Iniciativa por Catalunya después, o bien su actividad como primer director de la Fundació Miró.
Pero si alguien piensa que se trata del típico reportaje con un busto parlante hablando de esto y aquello, está bien equivocado. Mediante una puesta en escena muy bien ideada por Martí Rom, vemos a Francesc Vicens la mayor parte del metraje, efectivamente, hablando de todas las experiencias por las que rodó su vida, pero cada vez en un escenario cambiante en función del tema que expone: de las cavas de la antigua rectoría del Empordà donde vivía, pasando por la casi completa oscuridad cuando relata el episodio de Vía Layetana, va ascendiendo plantas, asumiendo primero ciertos espacios de luz, que van completándose.
No había vuelto a ver el documental desde que lo presentamos en la Associació d’Enginyers en 2003. Por una parte me supo mal detectar la cantidad de cosas que, ahora con más experiencia, le podíamos haber llegado a preguntar, discutir y registrar en el libro que le dedicamos. Por otra parte, y luego comprobé que fue el mío un sentimiento compartido por todos los asistentes, quedé una vez más maravillado de su seria, convincente y elocuente disertación.
Por si alguien quiere dedicarle un tiempo a su visión, que requiere su momento y atención, pongo aquí su enlace:



 

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