La tienda parisina, cercana al Canal Saint Martín.
Nunca fui coleccionista de cintas de vídeo ni de DVD. Es más: rehuía entrar en un vídeo club o tienda de venta de DVD de las que ya casi no existen, porque me producen mareo y malhumor. Me parece pasar al reino de la publicidad (esas caratulas), el caos (esas clasificaciones por conceptos -comedia, acción, etc.- que no entiendo) y del escondite (omisión u ocultación de los datos fundamentales de la película), con los que no quiero tener relación. Sólo una excepción: la tienda Potemkine de París, que es otra cosa, pues parece que estés entrando en una buena librería o biblioteca, con sus DVD clasificados por países y realizadores.
Por otra parte, no me manejo bien con los discos con películas. A duras penas si he contactado con los Blu-ray, que ahora resulta que hay otros 4k que no acabo de saber qué comportan. Y, en cualquier caso, como me manejo tan mal con las conexiones entre aparatos, no sé qué hacer para poder ver discos en el monitor de la tele, y solo sé verlos, entonces, en el ordenador de mesa, lo que ofrece unas sesiones más bien incómodas. Me ha costado mucho llegar a saber que los reproductores de Blu-ray pueden reproducir también DVD, mientras que los de DVD no pueden hacer lo mismo con los de Blu-ray, que aportan, generalmente y sobre todo si la película es en color, mejor calidad de reproducción. Pero ya no llego del todo a esos nuevos formatos de alta definición que están saliendo (4K UHD), que me parece entender que precisan de un reproductor exclusivo, no compatible con los de DVD y Blu-ray.
Todo esto para decir que pese a lo anterior, o quizás debido a ello, me han interesado muchas cosas del dossier dedicado al mundo del DVD/Blu-ray de la revista Positif de diciembre, de la que quería traer aquí algunos aspectos de lo que me ha llegado (resta una cierta zona de confusión, pero mi azotea es lo que es para comprender este cambiante campo).
En el dossier, encabezado por una foto de Vicky Krieps en uno de los vídeos de Criterion Closet Picks (en la que un famoso escoge y recomienda diez DVD de la colección Criterion, una de las cosas que he descubierto con el dossier, que habla de la versión aproximada francesa, “Vídeo Club Konbini”, en la que he pescado a Wim Wenders, por ejemplo, hablando de los DVD dedicados a Ozu y a tantos otros), ese dossier, digo, se inicia con una mesa redonda con cuatro editores independientes franceses, discutiendo entre ellos el momento del sector. A eso voy, con una advertencia previa:
En Francia hablan del “sector video” para referirse, una vez ya desaparecidas las cintas de VHS, Beta o las otras que había, a los tres tipos de discos con películas mencionados (DVD, Blu-ray y 4K UHD), que constituyen hoy en día los restos de esa posibilidad de poseer en un soporte personal una película. Pero también a diferentes sistemas de VOD (video on demand)… que no acabo de ver del todo claros, porque creía que eso estaba reservado para las plataformas, pero parece que en Francia ese concepto se amplía mucho.
Contrariamente a lo que creía (y veo es notorio en España), coinciden los convocados a la mesa redonda en que, si bien han bajado sus tiradas, siguen editando un número de películas muy alto, en mayor calidad que nunca. También se desprende de la discusión, que el Blu-ray no ha acabado de destronar al DVD.
Un hecho diferencial con España puede ser (desconozco cómo va la cosa por aquí) en las subvenciones a las editoras por parte del CNC (Centre National du Cinema et de l’Image Animée), que han disminuido en cuantía, pero siguen apoyando la edición física.
La deriva hacia las ediciones de calidad lleva al aumento de packs muy bien editados, con materiales adicionales (los famosos bonus) y un diseño cuidadoso, como para presidir orgullosamente ciertas estanterías de esas librerías… que veo también van desapareciendo en las salas de las viviendas privadas.
Como dicen en la mesa redonda, “poseer el objeto permite no quedar a merced de una plataforma que va a retirar la película, o retocarla” (por todas esas acciones hacia lo políticamente correcto, campañas antitabaco, etc).
Parece ser que un UHD cuesta tres o cuatro veces lo que un Blu-ray, que a su vez cuesta el doble que un DVD.
Y me pierdo con las fórmulas de pedido anticipado, que permiten a los editores saltarse al distribuidor y parece están empezando a funcionar por ahí. Con el peligro de que si los DVD desaparecen de las -pocas- tiendas físicas, llegue “el principio del fin”, según sus palabras.
El dossier entrevista a un responsable de una tienda de vídeo superviviente de París (JM Vídeo), que aún alquila y vende discos y se ve que se ha puesto de moda, incorpora un artículo sobre la Criterion Closer Picks, un par de entrevistas a realizadores de documentales para inserir como material adicional en packs, reseñas sobre unas cuantas ediciones recientes y un artículo muy interesante, “Écrans partagés. Support vidéo et salle de cinéma”, que creo gustará a los gestores de cine-clubs, y que dejaré para otra entrada, quizás destinándola a los componentes de la Federación de cineclubs y sus asociados.
Un caso extremo, difícil de superar su calidad: la edición en madera dedicada a Rashomon, de Potemkine.
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