sábado, 28 de diciembre de 2024

Partir un jour


No basta con dejar las cosas para que las cosas te dejen.
Esta frase, que escribe y dice el joven protagonista a su regreso de su estancia, por un único día, en la casa y el pueblo de sus padres, puede resumir bastante bien parte de las sensaciones que quiere trasmitir “Partir un jour” (Amélie Bonnin, 2021; en Arte Tv), premio César al mejor cortometraje 2023.
En el corto, cuando lo que se ha de decir se convierte en algo demasiado severo, los personajes se ponen a cantarlo. Pasa todo, seguramente, mucho mejor.
Enlace:



 

La grande magie

La gente del espectáculo planta su teatrillo junto a un hotel.

Llega la troupe con, entre otros, una frágil chica, que no puede forzar su corazón.

En su esoectáculo: Sergi López y su ayudante y mujer, Noémie Lvovsky.

Dispuestos a hacer desaparecer a una joven espectadora, que ha llegado a un punto de no aguantar más a su marido, interpretado por Denis Podayles.

El staff del hotel asistiendo al espectáculo

Las palabras mágicas, unos cuantos exabruptos en catalán.

Supongo que el exceso, el dar aún más vueltas de tuerca, debe ser algo obligado hoy en día si se quiere que una película salga de la atonía general. Sólo el brutal exceso final, con su collage de músicas significantes, me compensó algo la visión de la para mi insoportable “La substancia“. Pero, en cambio, esas revoluciones de más que muestra desde su inicio “La grande magie” (Noémie Lvovsky, 2022; en TV5Monde, enlace abajo) me convencieron por completo.
La película, adaptación de una obra de Eduardo de Filippo, tiene a un Denis Podaydés entregado y a un Sergi López en el que creo debe ser el papel de su vida, haciendo de mago que suelta sus abracadabra y otras exclamaciones necesarias para su profesión en endiablado catalán y que, con su manejo mental del tiempo, consigue embaucar del todo al pobre personaje de Podayles.
También tenemos la presencia de la misma Noémie Lvovsky actuando animosamente, diríase que marcando el ritmo y dirigiendo las coreografías ante la cámara, a un par de actrices en estado mortal pero angelical y a otros actores que no dudan en ponerse a cantar y bailar cuando uno menos se lo espera. Son esas, sin embargo, unas canciones que sirven para situar y hacer avanzar la trama, mediante la cual se llega a decir todo aquello que no es fácil decir bien por otros medios.
Se nota en la película que Noémie Lvovsky ama a sus personajes, hasta los más idiotas, pues todos sirven para montar el cuento, a la vez esperpento, que constituyen la locura completa que es la película. Una lástima que, según las calificaciones de IMDB, que aún no aparecen en Filmaffinity, la experiencia no haya gustado en absoluto. A mí me ha encantado.

La llegada de la gendarmerie.

El mago convenciendo, con su confesión, al comisario.

El espíritu separándose de su cuerpo…

…para acompañar eternamente los pensamientos de su amado.

En su chateau, el personaje de Denis Podayles convencido de que el tiempo es una ilusión.

La llegada de una dama.

Y la troupe que se desplaza a otro sitio.

¡Sin olvidar los bailes y canciones!
 

miércoles, 25 de diciembre de 2024

L’amour d’une femme

El viejo doctor de la isla, en uno de sus últimos servicios, vacunando a los niños de la escuela.

Dos niños han adoptado un cordero. Al fondo, el gran faro de la isla, donde hay ahora un museo de lentes y otros elementos de faros y donde se instaló el “Cine Epstein”, hoy sólo utilizado para alguna conferencia o cosas así.

La nueva maestra llega al viejo desembarcadero de la isla.

Y ocupa la casa del maestro, lo que da pie a esta bella (e imposible, en realidad) imagen, con las vistas del viejo faro en medio del mar.

Muchos directores se han interesado por las costas e islas bretonas para rodarlas en sus películas, con lo que pasan a ser, de forma impepinable, elemento protagonista suyo.
Entre ellos, dos serían claramente los más apegados a ellas: Jean Epstein y Jean Grémillon. Ambos han hecho películas en la isla de Ouessant. En TV5Monde (enlace abajo) ofrecen ahora, en VOSE, “L’amour d’une femme” (Jean Grémillon, 1953), que no conocía.
Cuando fuimos a pasar un par de noches en Ouessant fue siguiendo las huellas de Epstein, pero ésta, vista ahora, me ha hecho estar atento para intentar reconocer todo lo que vimos en la isla… más de 60 años después del rodaje. Evidentemente se reconocen aún los faros, tanto el enorme del oeste de la isla como el más antiguo y ahora abandonado, de esos metidos en el mar, al que deben ir en la película para una misión durante una tormenta, aportando así la típica escena que no podía faltar.
Pero también, y eso me ha hecho especial emoción, la plaza de Lampaul, la capital de la isla, con su forma triangular y su bifurcación en su base en dos calles, llevando la inferior directa a la iglesia… y al cementerio, que también aparece en la película.
No puede prescindirse de la isla (y de su cerrado ambiente, ese que va abriendo paulatinamente la médica que llega a hacerse cargo del puesto), para valorar la película, pero aún sin ella (aunque perdería para mi su principal atractivo), hay que admirar también cómo Grémillon plantea un tema que en el momento debía ser hasta rompedor, como es la lucha interna de una mujer que ha estudiado una profesión “masculina” como la medicina por combinarla con el amor, en una sociedad en que su papel se veía siempre supeditado al del hombre y a la maternidad.

La maestra conoce a un ingeniero a cargo de unas obras temporales en la isla. Un ingeniero que quiere acabar con malas costumbres viejunas del cerrado lugar, pero que tiene en su cabeza un viejuno concepto del papel de hombres y mujeres.

Encuentro en la plaza, centro de actividad de Lampaul.

El mar golpeando las rocas que rodean la isla. Hay que tener suerte si acudes a ella, porque en ocasiones la travesía puede hacerse penosa.

La escena que se espera.

Celebrando en el café local.
 

sábado, 21 de diciembre de 2024

Platinum Blonde


La despampanante joven soltera de la aristocrática mansión está agradecida al periodista, que no ha actuado con la bajeza que pensaba. Los vemos a ambos de perfil, a una distancia de un par de palmos. A su pregunta, él le responde, persuasivo:
-Hay algo que puede hacer por mi, querida
Entendemos claramente qué entiende por ello cuando vemos que ella se separa precavida de él un palmo más. Pero él continúa:
-Hace mucho que no he comido. No me iría nada mal probar algo.
Se siente el alivio de ella por su propuesta en que suelta una risotada y lo lleva a servirle algo de comer.
Tras Prime Vídeo ofreciendo en su plataforma las películas de Georges Cukor con Barbara Stanwyck de entre 1928 y 1932, ahora la buena noticia es que le sigue Movistar con el establecimiento de un canal dedicado a Frank Capra, que programa todas las películas -un montón- que rodó entre esas fechas, con o sin B. Stanwyck.
Todas interesantes, gozando de la frescura de estar hechas antes de que los productores norteamericanos acordaran seguir un código moral estricto de lo más pacato, hay unas cuantas en el paquete muy divertidas.
Hoy me he reído con bastantes cosas de esta “Platinum Blonde” (“La jaula de oro”, 1931), la película que ofreció su apodo a Jean Harlow, aunque, personalmente, la vea como un fallo de casting, porque es difícil hacerla pasar por señorita de finos modales de familia millonaria… Claro que lo que se deseaba era buscar su comparación con la verdadera heroína del film, la “Gallager” encarnada por Loreta Young.
La moraleja del film, algo reaccionaria, se hace evidente desde un comienzo pero, como digo, unas cuantas escenas, como el reflejo de la caída en el lujo asiático por parte del modesto periodista (cuestión de ligas) o la fiesta del gremio en la casa palaciega me han parecido francamente divertidas.

 

Allégorie citadine


Leos Carax explica el mito de la caverna a un niño, quien a su vez nos lo explica y experimenta.
Lo que queda claro es el buen entendimiento de Leos Carax con Alice Rohrwacher, hasta para aparecer como actor en el último cortometraje de ésta, según auto confesión un nuevo cuento, que lleva por título “Allégorie citadine” (2024; colgado ayer en Mubi).
Alice Rohrwacher, por su parte, acaba el corto con una cita homenaje a su maestro.

 

martes, 17 de diciembre de 2024

Écrans partagés. Support vidéo et salle de cinéma


Hablaba de un artículo del dossier dedicado al soporte vídeo en el Positif de diciembre, que haría silbar los oídos a los que llevan cineclubs. Como contiene aspectos de divulgación que creo puede interesar a todo el mundo, hago ahora referencia a él aquí.
Se trata del artículo de Fabien Gaffez, director artístico del Fórum des Images parisino, “Écrans partagés. Support vidéo et salle de cinéma”, que habla, entre otras cosas, de lo siguiente:
Dice que el artículo se concentra en salas que funcionan sin billetería regulada oficialmente y que “pagan tarifas de alquiler, siempre negociables, a distribuidores, vendedores, estudios, gerentes de tal o tal catálogo de films. Hablo pues aquí de festivales, cinematecas o instituciones culturales”. Y ahí entran, añado yo, los cine-clubs.
Ésta es la parte divulgativa que la gente no suele conocer:
“Para programar un film, es necesario encontrar antes al poseedor de sus derechos por un lado, y el material de proyección por otro (sabiendo que se pueden ostentar los derechos de un film sin poder poder suministrar el soporte de proyección, y que se puede haber encontrado la copia de un film sin haber podido identificar a quien tiene sus derechos de exhibición, en la jungla administrativa de las herencias y depósitos). Una ecuación que es necesario imaginarse internacional, con tantas reglamentaciones y tarifas como países. A eso se añaden varios parámetros, que tienen todos una incidencia económica y ecológica: el transporte de las copias, su eventual subtitulado, su calidad de conservación, etc.”
Añado de mi cosecha aspectos que no todos los cine-clubs tienen resueltos gracias a alguna institución o voluntariado (alquiler sala de proyección, pago presentadores o al menos los gastos para hacerlos presentes en la sesión, personal para la logística de la programación y la proyección,…) para dejar entender que, haciendo unos mínimos números, es bien difícil que éstos salgan. Baste tener en cuenta que los derechos de una proyección de película “normal” suponen del orden de unos 300 euros. Dividir eso más los otros conceptos a aplicar por el número de espectadores previstos y se verá que en el mejor de los casos se corresponde con lo que viene a costar una entrada a un cine comercial y, como dice Gaffez, “todo espectador que paga una entrada para ver una película en una sala en vez de en su salón tiene todo el derecho a esperar unas condiciones óptimas de proyección, cosa que un soporte vídeo no proporciona necesariamente”…
Otras cosas que explica Fabien Gaffez:
-“El uso del soporte vídeo en las salas está mucho más extendido de lo que se suele imaginar”. Tuve acceso a encuestas sobre los soportes empleados por los cine-clubs federados en la Federació de Cineclubs de Catalunya y resulta que viene a ser mayoritario…
-“Ciertas ediciones Blu-ray que anuncian copias ‘restauradas’ mienten sobre su mercancía, puesto que su máster no se ha beneficiado más que de un rápido aseo asistido de la IA. No hay una correlación sistemática entre el soporte y la calidad de la copia, aunque dicho eso, Francia está bien dotada, con una edición vídeo, sobre todo de films de repertorio, de gran clase (con Carlotta, Potemkine o L’Atelier d’images), sin olvidar el trabajo de orfebres de los británicos de Arrow Films y de Powerhouse Films”. Desgraciadamente, añado yo, ya hace mucho que no vemos las fantásticas ediciones de sellos como Intermedio o Cameo, y unas cuantas de las casas editoras españolas que quedan no es que se esmeren demasiado en sus productos.
-“El soporte vídeo, grabado sobre disco, representa siempre un riesgo para la proyección. Es un soporte inestable (el disco puede saltar, congelarse, detenerse,…). (…) Las mezclas de sonido de un soporte vídeo está pensado para la sala de casa. El sonido aparece en general degradado en la sala de cine (…). Cuanto mayor sea la pantalla, más se magnificarán los defectos de una imagen.”
-“Algún gran estudio, como Disney, no autorizan la proyección en vídeo, sin, a cambio, proponer otro soporte. (…) Hay quien hacen un comercio más discutible, como Swank Films, que explota los derechos, únicamente en vídeo, de grandes catálogos para proyecciones públicas, a menudo fuera de sala (al aire libre, en mediatecas, salas de fiestas, etc.) sin nunca proporcionar el material.”
Ahí queda eso.
(Foto del artículo de Positif y cartel que dibujó J.M. Olagorta para la exposición que, sobre el cineclubismo, tuvo lugar en la Filmoteca en 2019/20)

Cartel que dibujó J.M. Olagorta para la exposición que, sobre el cineclubismo, tuvo lugar en la Filmoteca en 2019/20
 

lunes, 16 de diciembre de 2024

El DVD/Blu-ray/UHD hoy en dia

La tienda parisina, cercana al Canal Saint Martín.

Nunca fui coleccionista de cintas de vídeo ni de DVD. Es más: rehuía entrar en un vídeo club o tienda de venta de DVD de las que ya casi no existen, porque me producen mareo y malhumor. Me parece pasar al reino de la publicidad (esas caratulas), el caos (esas clasificaciones por conceptos -comedia, acción, etc.- que no entiendo) y del escondite (omisión u ocultación de los datos fundamentales de la película), con los que no quiero tener relación. Sólo una excepción: la tienda Potemkine de París, que es otra cosa, pues parece que estés entrando en una buena librería o biblioteca, con sus DVD clasificados por países y realizadores.
Por otra parte, no me manejo bien con los discos con películas. A duras penas si he contactado con los Blu-ray, que ahora resulta que hay otros 4k que no acabo de saber qué comportan. Y, en cualquier caso, como me manejo tan mal con las conexiones entre aparatos, no sé qué hacer para poder ver discos en el monitor de la tele, y solo sé verlos, entonces, en el ordenador de mesa, lo que ofrece unas sesiones más bien incómodas. Me ha costado mucho llegar a saber que los reproductores de Blu-ray pueden reproducir también DVD, mientras que los de DVD no pueden hacer lo mismo con los de Blu-ray, que aportan, generalmente y sobre todo si la película es en color, mejor calidad de reproducción. Pero ya no llego del todo a esos nuevos formatos de alta definición que están saliendo (4K UHD), que me parece entender que precisan de un reproductor exclusivo, no compatible con los de DVD y Blu-ray.
Todo esto para decir que pese a lo anterior, o quizás debido a ello, me han interesado muchas cosas del dossier dedicado al mundo del DVD/Blu-ray de la revista Positif de diciembre, de la que quería traer aquí algunos aspectos de lo que me ha llegado (resta una cierta zona de confusión, pero mi azotea es lo que es para comprender este cambiante campo).
En el dossier, encabezado por una foto de Vicky Krieps en uno de los vídeos de Criterion Closet Picks (en la que un famoso escoge y recomienda diez DVD de la colección Criterion, una de las cosas que he descubierto con el dossier, que habla de la versión aproximada francesa, “Vídeo Club Konbini”, en la que he pescado a Wim Wenders, por ejemplo, hablando de los DVD dedicados a Ozu y a tantos otros), ese dossier, digo, se inicia con una mesa redonda con cuatro editores independientes franceses, discutiendo entre ellos el momento del sector. A eso voy, con una advertencia previa:
En Francia hablan del “sector video” para referirse, una vez ya desaparecidas las cintas de VHS, Beta o las otras que había, a los tres tipos de discos con películas mencionados (DVD, Blu-ray y 4K UHD), que constituyen hoy en día los restos de esa posibilidad de poseer en un soporte personal una película. Pero también a diferentes sistemas de VOD (video on demand)… que no acabo de ver del todo claros, porque creía que eso estaba reservado para las plataformas, pero parece que en Francia ese concepto se amplía mucho.
Contrariamente a lo que creía (y veo es notorio en España), coinciden los convocados a la mesa redonda en que, si bien han bajado sus tiradas, siguen editando un número de películas muy alto, en mayor calidad que nunca. También se desprende de la discusión, que el Blu-ray no ha acabado de destronar al DVD.
Un hecho diferencial con España puede ser (desconozco cómo va la cosa por aquí) en las subvenciones a las editoras por parte del CNC (Centre National du Cinema et de l’Image Animée), que han disminuido en cuantía, pero siguen apoyando la edición física.
La deriva hacia las ediciones de calidad lleva al aumento de packs muy bien editados, con materiales adicionales (los famosos bonus) y un diseño cuidadoso, como para presidir orgullosamente ciertas estanterías de esas librerías… que veo también van desapareciendo en las salas de las viviendas privadas.
Como dicen en la mesa redonda, “poseer el objeto permite no quedar a merced de una plataforma que va a retirar la película, o retocarla” (por todas esas acciones hacia lo políticamente correcto, campañas antitabaco, etc).
Parece ser que un UHD cuesta tres o cuatro veces lo que un Blu-ray, que a su vez cuesta el doble que un DVD.
Y me pierdo con las fórmulas de pedido anticipado, que permiten a los editores saltarse al distribuidor y parece están empezando a funcionar por ahí. Con el peligro de que si los DVD desaparecen de las -pocas- tiendas físicas, llegue “el principio del fin”, según sus palabras.
El dossier entrevista a un responsable de una tienda de vídeo superviviente de París (JM Vídeo), que aún alquila y vende discos y se ve que se ha puesto de moda, incorpora un artículo sobre la Criterion Closer Picks, un par de entrevistas a realizadores de documentales para inserir como material adicional en packs, reseñas sobre unas cuantas ediciones recientes y un artículo muy interesante, “Écrans partagés. Support vidéo et salle de cinéma”, que creo gustará a los gestores de cine-clubs, y que dejaré para otra entrada, quizás destinándola a los componentes de la Federación de cineclubs y sus asociados.


Un caso extremo, difícil de superar su calidad: la edición en madera dedicada a Rashomon, de Potemkine.
 

domingo, 15 de diciembre de 2024

Here




Cierre de obra -y de actividad- por verano. Un obrero de la construcción rumano que vive en Bélgica tiene todo un mes por delante. Encuentro, de golpe, con el tiempo libre.
La baja actividad se siente en todos los sitios que frecuenta, en los principios, finales y cambios de plano. Momentos en los que actúa, sobre todo, el viento.
En uno de esos, con la brisa meciendo las hojas de los árboles, hay en la película un cambio de punto de vista, a una oriental, bióloga, muy contemplativa, estudiosa de los musgos, que deja sus pensamientos en off…
Luego volvemos al rumano contemplativo, pero puede que se den encuentros…
Si una película sobre un japonés que limpiaba lavabos y miraba al cielo entre los árboles mientras almorzaba tuvo recientemente el éxito que tuvo, no sé por qué este “Here” (Bas Devos, 2023; en Filmin) no pueda tener otro tanto.



 

Sumario 3/94

La escena inicial, en el escenario, sobre el que se arroja niebla de esa baja.

Ya pasados los años, el protagonista en libertad, estancia en la casa de campo. Pero el plano de esas rejas seguro que no es casual.

Preparando los documentos que serán el guión de la obra a desarrollar.


¿Por qué será que me interesan y he visto unas cuantas películas o series que repasan algún crimen sonado, si soy de los que, viendo las noticias de la tele, cuando llega el apartado estilo “El Caso” -que abunda-, apago el televisor, y cuando me hablan de alguno me resultan totalmente desconocidos?
Los casos paradigmáticos serían las realizaciones de esa cuerda de Elias León Siminiani y Justin Webster, pero ahora he tenido oportunidad de ver una película bastante diferente, pero que insiste en ese tema, “Sumario 3/94” (Abel García Roure, 2024; parece se estrenará en Barcelona el 3 de enero, en el Cinema Maldà), y no me arrepiento.
En una filmación casera vemos una fotografía familiar desenfocada, que recupera el foco por un momento para volverse a desenfocar enseguida. Recoge la figura -entonces relativamente joven- de Vicente Arlandis, cuyo caso se repasará treinta años después, él ya salido de la cárcel, en la que cumplió condena por homicidio, por activa y por pasiva.
Poco después, la cámara -ésta actual, y profesional- se mueve por un escenario sobre el que se vuelca, mediante un cañón, humo… Una mujer baila en el escenario y un hombre la mira satisfecho en el patio de butacas. Él es el hijo de Vicente Arlandis, el que divulgó y denunció la acusación efectuada a su padre por canales de televisión (de los que vemos algún corte).
Enfoques y desenfoques, realidades a veces enturbiadas por humo, pues.
Tras esta introducción, vemos cómo la pareja se instala en la casa de campo de un amigo, donde extiende todos los informes de la Guardia Civil, pruebas y demás documentación del caso. Mediante todo eso van a proceder, contando con el acusado y su familia, a una representación teatral de cada elemento significativo de la investigación y juicio que, si no puede revertir los años de prisión, quizás sí, a modo de la psicomagia de Jodorowski, quizás pueda sanar algo a los afectados.
Eso y las filmaciones caseras tomadas principalmente en las salidas de permiso penitenciario constituyen la película. Una película que el mismo García Roure cuestiona irónicamente mediante una pregunta oída en la banda sonora cuando acaba la proyección.
Otra cosa: Quizás Abel García Roure no lo ha buscado, pero a mí la película me ha interesado, además de por todos estos juegos sobre la representación, la verdad y sus veladuras, como revelador retrato de dos generaciones sucesivas, procedentes de la clase obrera.
Y, como posible respuesta a la pregunta inicial, ¿será que porque me gusta el cine?



Grabación, hace años, del hijo a su hermana. Muy interesante para redondear el retrato del que hablo.