jueves, 12 de enero de 2017

Je t'aime moi non plus. Artistes et critiques

En la Sala Laya, Esteve Riambau y María de Medeiros.

Supongo que la puso primero porque era la declaración que más podía impactar. Le preguntan a Ken Loach sobre cineastas y críticos de cine, y es muy directo en su respuesta: "Es como una farola y un perro. El crítico es el perro".
Ken Loach iniciando el film.

Son muchas las intervenciones de directores, críticos y agregados de prensa del festival que recoge María de Medeiros en "Je t'aime, moi non plus. Artistes et critiques" (2004), que ha pasado hoy en la Filmoteca en el primer día del ciclo que dedican a la actriz, realizadora y cantante.
Ella misma ha explicado que el documental surgió con motivo de ser nombrada como miembro del jurado que debía otorgar el premio Camera d'or en el Festival de Cannes. Se otorga a la mejor opera prima, pero de cualquiera de las secciones del festival. Eso le permitió asistir a muchas sesiones junto a críticos, y -ha comentado- verlos salir de la proyección y ponerse a discutir acaloradamente de la película que acababan de ver le acabó de convencer.
Estructura las diferentes intervenciones en apartados equiparándolos a las diferentes fases del proceso amoroso porque, como alguien dice en el film, el amor por el cine es el punto de contacto entre unos y otros. Y también pasea la cámara por la feria que todo el mundo sabe que es el festival: por sesiones, banquetes, presentaciones o por la misma sala de prensa donde, por ejemplo, recoge las dificultades de un sacerdote (Esteve Riambau en el coloquio: "El crítico de L'osservatore romano: ¡Poca broma!") para pasar su acreditación y abrir con ella su buzón.
Entre tanta gente hablando -directores y críticos- hay sitio para todo. Desde un Frodon (entonces Cahiers du Cinéma) que confiesa llenar de garabatos un cuadernillo escribiendo a oscuras mientras asiste a la proyección y no utilizar nada de eso después entre otras cosas porque no entiende lo que ha escrito, hasta un Gerard Lefort (Liberation) al que le hacen ver que esa su para él mejor escena del film de Tarkovski acabado de ver la había soñado tras caer profundamente dormido en la butaca.
Hay momentos hasta para la emoción, como la de Wenders explicando que un espectador le dijo que una película suya vista hacía diez años le había salvado la vida, y que a ver qué crítica puede superar eso. Y puestas en escena curiosas como la de Serge Kaganski (Les Inrockuptibles) haciendo sus declaraciones en la cama de su hotel. Personalmente me ha gustado ver a Ángel Fernández Santos, aunque no hable y esté al lado de Carlos Boyero ejerciendo muy plausiblemente de cínico.
Serge Kaganski abriendo la puerta de su habitación del hotel.
María de Madeiros ha vuelto a ver hoy su película y ha comentado que le ha asombrado verla tan "trash", pero que tenía ganas de hacer una película rápida después de haberse pasado diez años con el proceso de elaboración de "Capitanes de abril". Yo prefiero lo deslavazado, lo imperfecto de ésta.

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