Conviene poner un poco de orden a tu vida, sobre todo cuando vas viendo que esto se acaba. La lectura de las -muy extensas e intensas- memorias de Michael Powell debiera haberla hecho siguiendo esta pauta que ahora se me ha ocurrido respecto a la biografía de Alexander Korda (“Una vida de ensueño”, Michael Korda, T&B/Festival Internacional de Las Apalmas, 2003).
El libro lo escribió el sobrino de Alexander, hijo del mago de los decorados Vincent. Por ahora sólo me he leído parte de su introducción, pero promete. Estas miradas cercanas a un personaje de este tipo, sí son sazonadas con la ironía que he visto en esa introducción, no pueden estar nunca mal. En la contraportada han destacado esto:
“Un Rolls Royce Silver Cloud le llevaba a los aeropuertos, la industria cinematográfica británica se rendía ante su poder, los grandes estudios de Hollywood se ponían a sus pies. Alexander Korda, uno de los más deslumbrantes magnates del mundo, surgió de la oscuridad de la Hungría rural para convertirse en un cineasta legendario. Con él estaban sus hermanos Zoltan y Vincent, y todos vivían vidas encantadas en círculos en los que se encontraban personas como H.G. Wells, Laurence Olivier, Marlene Dietrich, Vivien Leigh y Merle Oberon, que llegó a ser esposa de Àlex. Pero junto a los grandes éxitos de Àlex había un fuerte impulso de autodestrucción.”
Pinta muy bien el proyecto. Y si en vez de enorme autopista sólo surge un pequeño sendero, también servirá. Tengo, pues, un objetivo para la vida restante.
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