martes, 1 de febrero de 2022

El monopolio de la violencia




Pues he ido a echar una ojeada a “El monopolio de la violencia” (“Un pays qui se tient sage”, David Dufresne, 2020; disponible en varias plataformas) y me he quedado viéndola hasta el final.
Sienta ante imágenes -captadas en su mayoría por móviles- que registran momentos de intervenciones especialmente duras de policías ante civiles (pero también de civiles ante policías) durante los enfrentamientos habidos en Francia últimamente, a toda una serie de personas para que reflexionen ante las cámaras sobre ellas.
Me ha parecido una buena forma de hacerte plantear la cuestión y mirar de posicionarte tras no sólo ver las imágenes, que pueden ser entresacadas de una secuencia más amplia y quizás más reveladora, sino también haber escuchado los posicionamientos de unos y otros.
Entre las declaraciones, quizás las que me han resultado más valiosas son las de filósofos, sociólogos e historiadores, centrando la cuestión básica que creo ha llevado a Dufresne a hacer esta película ante los fuertes disturbios habidos en el país vecino, el país de la declaración de los derechos del hombre: Para Max Weber, una de las definiciones del Estado era la de quien ostenta el monopolio de la violencia en un determinado territorio. Pero para la legitimación de ese monopolio, no obstante, deben cumplirse una serie de requisitos y en la película, ahora no sé ya quién, alguien advierte que no es lo mismo legalidad que legitimidad. Por ahí empieza una apasionante discusión, que contiene también reflexiones y explicaciones tan interesantes como el origen de la Policía “nacional” francesa, cuando el término de policía todos sabemos que viene de la ciudad, de la Polis griega.
Aparecen así mismo víctimas de excesos policiales, pero también algún miembro de la policía, entrando en debate, lo que hace enriquecer, a mi modo de ver, el film. Lamentablemente, a altos cargos de la policía y la judicatura no les han dejado participar, de la misma forma que, dicen los títulos de crédito final, algún alto cargo político no ha querido intervenir.




 

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