Las dos chicas paseando. Un travelling paradigmático.
Y los tres protagonistas de vacaciones en Córcega, donde, por cierto, antes de circular en su coche por sus solitarios paisajes, se dan un baño de multitudes en el Club Mediterranée. Yo que creía que era un club distinguido, resulta que lo pintan de lo más masivo.
Cuando vi por vez primera -vía una televisión francesa alcanzable por aquí- “Adieu, Philippine” (Jacques Rozier, 1962), me dije que era el mejor compendio de la idea que me había formado sobre las películas de la Nouvelle Vague.
Antes de verla de nuevo ayer en el “Aula de cinema” de la Filmoteca, sólo recordaba de ella su esquema general (un frescales no acaba de decidirse entre dos amigas, con las que sale conjunta o alternativamente, tanto en Paris como en su viaje al sur, a Córcega, donde pasan unas cortas vacaciones antes de ir él a hacer la mili en Argelia) y un travelling prototípico de las dos chicas recorriendo unas calles comerciales de Paris, que recuperamos para un Ombres Mestres. Ahora la he encontrado torpe en ocasiones, pero extremadamente simpática, conservando toda su frescura y llena de sentido en su conjunto, reafirmándome desde luego en lo dicho. Ahí están el rodaje en escenarios naturales, la utilización de actores no profesionales, la intención de captar el modo de vida juvenil.
José Enrique Monterde, que hizo de comentarista de la sesión, explicó las razones de buena parte de sus aparentes torpezas. La banda sonora del film se perdió por completo y tuvieron que volverla a constituir de principio a fin. Otra cosa de gran interés que explicó fue que el guión inicial presentado se centraba básicamente en la partida del protagonista hacia la guerra de Argelia pero, al ser censurado, Rozier filmó el argumento actual, en el que no se habla en absoluto de la guerra (aunque, en mi opinión, pivota sobre eso todo el sentido del film).
Rozier es ya, junto a Godard, el único director de la Nouvelle Vague hoy superviviente, pero según lo que se lee por los papeles, su situación actual no es nada envidiable. A sus 95 años, sin recursos económicos, se dijo que estaba amenazado de desahucio. Lo último que leí al respecto es que MK2 ha comprado cinco de sus películas (dos cortos y tres largometrajes), que se verán próximamente ahora no sé si en salas o gracias a una edición en DVD. Y que había la esperanza de que esa acción salvase al pobre de Rozier de pasar a dormir, a su edad, bajo un puente.
J. E. Monterde, en la sesión.
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