martes, 16 de julio de 2024

Peaux de vaches


Tiene Patricia Mazuy mucho prestigio, y se le considera de las más interesantes directoras francesas. No había tenido yo suerte en mis aproximaciones previas, y ponía en duda la justicia de esta valoración.
Pero anoche vi “Peaux de vaches” (1989; en TV5Monde VOSE) y me dio un decidido empujón para entrar a formar parte de sus aduladores.
Suerte, no obstante, que aguanté su preámbulo, toda la secuencia anterior a la aparición del título, que me pareció horrenda y estuvo a punto de hacerme abandonar. Habría sido un error mayúsculo, porque lo que sigue es una sorprendente película, que mantiene la tensión hasta su final, al menos con un servidor boquiabierto.
Jean-François Stévenin regresa a la granja de su hermano después de diez años del acontecimiento del prólogo. Su hermano se ha casado (Sandrine Bonnaire hace de su mujer) y ha tenido una niña.
El personaje de Stevenin es el de un tío pirado, desagradable con todos, y desencadena una serie de reacciones que me han recordado, aunque en un registro totalmente diferente, a las que provoca el del “Teorema” de Pasolini.
He situado la granja y el pueblo de la película, no sé si acertadamente, porque Mazuy veo que es de Dijon, en le Nord (por la televisión se oye nombrar a Lille). Casi todo lo que aparece en la película (decoraciones caseras o del coche, fiestas,…) es de una fealdad llamativa. Todos los personajes tropiezan entre sí, tiran cosas continuamente, pero los dos hermanos, especialmente, andan abrazándose y peleándose alternativamente. Parecen pertenecer a un mundo atrasado, algo embrutecido -el de la payesía-, que no queda precisamente bien en la película. Y quizás, como dice el título, al menos ellos dos no pueden salir de él, tienen pelo de vaca.
Y, entre escena y escena, Patricia Mazuy sitúa un plano de cielos, que suelen aparecer con unos oscuros nubarrones surcándolos.
Da gusto haber descubierto el nervio desarrollado de principio al fin del film por la realizadora, de quien seguiré probando si otros de los suyos, después de este primer largometraje, mantienen el nivel.










 

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